Pues, aunque la entrada al EFXMéxico en su primer día sería poco menos que modesta, la presentación de Castàlida 38, con su número dedicado a la ciencia ficción, se convertiría en una charla muy rica por parte de los ponentes. Dicha edición sería presentada por la Lic. Graciela Sotelo, responsable de la publicación, que sería reforzada por la presencia de Gabriela Damián, Ricardo Guzmán Wolffer y nuestro amigo José Miguel Alva Marquina.
Para comenzar, Alva Marquina, que en dicho número trata en mancuerna con Rodrigo Vidal sobre la ciencia y los superhéroes, leería un texto de BEF que escribiera para cubrir su ausencia por encontrarse en otro evento cultural, y que habla sobre el estado de la ciencia ficción como literatura. La palabra sería cedida a la guapa Gabriela Damián (“cuando una mujer es guapa hay que decirlo” Gabriela dixit), que defendía lo expuesto en este volumen de la revista; lo vilipendiada o ignorada que es la mujer como escritora de ciencia ficción, siendo que una de las precursoras del género fue una mujer, refiriéndose a May Shelley y su obra Frankenstein, además de ensalzar la obra de diversas escritoras mexicanas.
Llegaría el turno de Wolffer, un escritor filoso en su modo de expresar su sentir, el toca en este ejemplar el tema del Cyberpunk, pero remarcaría una verdad que es lamentable en el panorama editorial rebatiendo las palabras de Damián, la literatura de ficción ya no es un problema de género, al menos no del masculino o femenino, sino de género literario y que cada vez es más difícil publicar una obra, ya que las editoriales quieren apostar por lo seguro publicando obras conocidas de autores conocidos, y miren que esto lo dice un escritor que, adelantándose a los conceptos de la saga de Inframundo, creara el primer híbrido de Vampiro-Hombre Lobo: La Esfinge, en su novela Colman los Muertos el Aire. Lo cierto es que la ciencia ficción en México siempre se ha movido como en una especie de nicho, pero ese nicho se ha mantenido vivo por más de cien años; ha ganado premios nacionales e internacionales y siempre ha dado de que hablar aún sin salir del mismo; de manera cíclica han existido publicaciones que han albergado al género en nuestro país, de entre las que podrían mencionarse la revista Asimov y el rescate que representa este número temático de Castàlida.
Es una verdadera lástima que eventos como este, con programas y personalidades dignas de ser vistas y escuchadas, y no solo nos referimos a los invitados internacionales, sean prácticamente ignorados; la gente está tan acostumbrada a seguir en los mismos eventos aunque ya no presenten nada de atractivo, programas ocasionales o Express que no llaman la atención de nadie, pues nadie va específicamente a verlos; “artistas” cuyo mayor talento consiste en ser japonés o saber disfrazarse (¡y vivir de eso!), que no refleja más que nuestra estrechez mental de no valorar y, sobre todo, no exigir programas dignos que nos presenten a gente verdaderamente creativa y no entes parásitos que viven de las creaciones de otros.
Aunque también hay que aceptar que a este evento le hizo falta promoción por parte de los organizadores, pues esta fue prácticamente nula incluso a nivel local, ni siquiera en el Parque Naucalli hay mantas o carteles y la publicidad impresa brillaría por su ausencia. Por eso, a pesar de copiar algunas formulas de las”grandes convenciones”, como la de que los disfrazados pagan la mitad y cosas por el estilo, el lugar, al menos en su primer día, no recibiría la visita de ningún friki ataviado de la mitología de Lucas. Lamentablemente confiaron en una página Web medianamente alimentada y que solo, desde el principio, mostraba los perfiles de los invitados internacionales. Esto aumenta lo lastimero del asunto, pues eventos con la misma temática han logrado ser exitosos gracias al buen aparato publicitario que manejan, a la antigüita, con volantes y carteles, aún cuando sus “estrellas” sean el Storm Trooper No. 1554 o el Ewok mas peludo, por decir lo menos. Todavía estamos verdes para que el Twiter sea nuestra mejor arma publicitaria y al parecer, los organizadores basaron en el sus esperanzas.
Pero esta es la primera vez que se enfrascan en una aventura tan grande, ojalà lo tomen como experiencia y en un futuro corrijan sus errores para lograr que su idea de evento, que es una buena idea, tenga el éxito que se merece.