- Por Ezequiel Reyes
Un onironauta es una persona que tiene la habilidad natural
o adquirida de cobrar consciencia mientras sueña dormido
(a este tipo de sueño se le conoce como sueño lúcido). (…)
Se dice que durante la infancia todo el mundo tiene esta
habilidad, pero por lo general se pierde pronto, sobre todo
en las culturas que tienen tendencia a restar importancia
a los sueños.
Enciclopedia Wikipedia
En 1989 aparece el primer número de una serie ahora legendaria: Sandman, escrita por Neil Gaiman. La historia a estas alturas la conocen todos los que leyeron buenos comics en los noventas. Sandman o Dream, el hermano de Destiny, Desire, Delirium, Despire, Destruction y Death. Encarnaciones de los deseos humanos y máscaras de la divinidad. El reino de Dream es el reino de los sueños al que todos los seres conscientes acceden en el estado del letargo orgánico del sueño.
Pero este pequeño ensayo no pretende repasar la historia de Sandman en sus setentaytantos números, sino más bien es un punto de partida para hablar del Sueño como uno de los grandes canales de autoconocimiento, de creatividad e imaginación. Como menciona la cita de wikipedia, en muchas culturas los sueños tienen poca importancia en la vida diaria y cotidiana, los sueños no pasan de ser curiosidades para el psicoanalista y algunas charlas matutinas, y en esta cultura occidental de raíces judeocristianas, los sueños no son importantes para las profesiones liberales: el médico, el abogado, el ingeniero, el profesor, etc, sin embargo para los escritores, los poetas, los cineastas y los artistas del comic: guionistas y dibujantes, el sueño es uno de los lugares donde la imaginación es puesta en práctica para extraer de ellos imágenes, historias, elementos que serán parte integral de la creación. Ya los artistas surrealistas de principios del siglo XX exploraron los símbolos oníricos en la poesía y la pintura y uno de los primeros y más importantes artistas de la narrativa secuencial, ya utilizaba elementos oníricos para sus historias: Little Nemo in Slumberland de Winsor McCay, de hecho, el pequeño Nemo, es uno de los primeros onironautas en la historia de los comics.
Los comics junto con los mitos de distintas culturas, contienen una gran carga de símbolos oníricos: hombres y mujeres voladores, superpoderes, catástrofes cósmicas, viajes al exterior del planeta, monstruos abominables, héroes en busca de su santo grial, princesas encerradas en castillos, grandes peligros y grandes recompensas, tareas cósmicas, complejos de Edipo y Electra. Es en el comic donde gran parte de la imaginación del hombre común encuentra sosiego y son los creadores de estas historias, los permitidos a manipular los elementos simbólicos del inconsciente colectivo mediante historias dibujadas en secuencia, también se encuentran las tensiones y preocupaciones ideologícas de las culturas que desarrollan estas historias, basta con estudiar los comics norteamericanos de los años cincuenta para ver símiles de las preocupaciones con la “amenaza soviética” y la invasión roja o los comics de la Marvel de los años sesenta y setenta que reflejaban el rompimiento con la autoridad (Hulk), la búsqueda en los senderos desconocidos de la aventura (Los Cuatro Fantásticos y Silver Surfer) o este destino que se autoimpusieron los Estados Unidos de ser el policía del Mundo desde finales de la Segunda Guerra Mundial (Superman, Capitán America, Nick Fury and his howlings commands).
Regresando a Sandman, es en esta serie donde nos damos cuenta de que el Sueño es la gran alberca de la imaginación a la que entramos cada noche y en la que tanto nuestros sueños y aspiraciones más íntimas, como nuestras pesadillas mas extrañas, se muestran en todo su esplendor.
Desde que era niño compraba y leía Spiderman (o El Asombroso Hombre Araña, de Novedades Editores) en los ochentas e inicios de los noventas que comencé a comprar y leer comics en inglés, pero a mediados de los noventas, durante la preparatoria, comencé a encontrarme con comics distintos al del héroe vestido de araña roja y azul, fue en esa época que escuché hablar de Sandman, y comencé a comprar varios números para saber que era aquello de lo que tanto hablaban los entendidos en el comic norteamericano, fue entonces que accedí a mundos distintos al del arquetipo del adolescente que pierde a su tío y lleva su trauma a la lucha contra los malos. Y no solo fueron Sandman, sino también The Invisibles, Swamp Thing, Watchmen y más tarde Promethea de Alan Moore.
Pero de alguna manera fue Sandman el dios del Sueño, publicado por Vertigo, uno de los comics que más me influenció para tratar de llevar mis propios sueños al mundo cotidiano, comencé a escribir algunos y junto con mis lecturas, mis propios sueños comenzaron a parecerse a ellas, los superpoderes y los arquetipos del héroe fueron muchos de mis sueños recurrentes y aún hay veces que los sigo teniendo.
Y hoy en día que los sueños tienen para mi un significado muy importante, un material básico para los proyectos en los que me involucro en el mundo de la vigilia, también son parte central en mis búsquedas de autoconocimiento y en mi creación artística. En uno de los mejores cuentos de Borges: “El Milagro Secreto”; los sueños del protagonista son elementos recurrentes y de importancia simbólica en la historia, en el cuento, un escritor judío capturado después de la anexión de Austria por los nazis, es condenado a muerte, pero antes de morir acribillado logra terminar su gran obra de teatro “Los enemigos”, en un año subjetivo, concedido como gracia por Dios, a quien escucha en uno de sus últimos sueños, y el milagro secreto es ese año subjetivo que transcurre frente al pelotón de fusilamiento, con el mundo entero detenido, excepto la mente del protagonista, que termina su obra, antes de que termine su vida, es el triunfo del arte sobre la muerte, de la creación personal, subjetiva, privada, de una obra de teatro únicamente registrada en las neuronas de un escritor judío muerto por las balas alemanas, poco despues de terminar su último drama.
Cierro este pequeño artículo con una cita del libro: El Collar del Tigre, de Cristóbal Jodorowsky Trumblay, el hijo psicochamán de Alejandro Jodorowsky. Este libro me abrió una serie de dimensiones de exploración, relacionadas con la búsqueda creativa, artística y espiritual, muy vinculadas con las revelaciones de los sueños:
«La relación que creé y sigo manteniendo con los sueños es una puerta abierta a lo inexplicable y a lo mágico: una dimension que me fue necesario explorar para abrir tantas otras dimensiones de mi espíritu. En general uno accede muy poco a ese nivel de percepción, pues en nuestra cultura lo intuitivo —lo femenino— es a menudo despreciado: Eva la tentadora, la pecaminosa carne, la naturaleza, el instinto y la magia fueron asimiladas al diablo. Hasta el siglo xviii, quemaban a personas por tener sueños extraños: vivir la dimensión intuitiva del ser humano equivalía a arriesgarse a morir, un estrés que se ha inscrito con precisión en las genealogías occidentales, pasando de padres a hijos. Hoy se manifiesta como una prohibición a vivirse en totalidad y, en última instancia, a vivir a dios, a unir la naturaleza con el cuerpo y el espíritu, como hacen los pueblos ancestrales de la Tierra».
El Collar del Tigre-Cristobal Jodorowsky