Por Lupita y José Alberto, Corresponsales en el Estado de Hidalgo.
Después de disfrutar el dulce tormento de cuidar nietos toda la semana, el sábado 19 del presente, Lupita y el que esto pergeña, salimos con la media luz del amanecer de nuestro rincón en Jagüey de Téllez y nos dirigimos al centro de la Bella Airosa con la finalidad de abordar la Urvan que nos llevaría al primer Pueblo Mágico del país, para pasar en ese lugar el fin de semana, ya que tenemos pendiente el compromiso editorial de buscar la entrevista con el artista anónimo –para nosotros– que fabrica los famosos molcajetes con carita de cerdo y ojos de canica, pero tan expresivos los ojos, que parecen de verdad, y sus trompitas, parece que hablan. Aquí junto a mí, tengo uno que lo comprueba y le comparto a manera de postal.
Estas piezas son únicas e infalsificables en sus características y se encuentran dispersas en muchos hogares, restaurantes, oficinas y exposiciones del mundo y las elabora un artesano de Huasca de Ocampo, del cual no sabemos ni su nombre. Únicamente con la seña de que su casa/taller, está en la entrada al pueblo viniendo de Pachuca, ¡por ahí!, donde se anuncia la entrada a Bermúdez… Para algunos es mínima la señal, pero para dos viejos lobos es suficiente. Con lo que no contábamos, es que el hombre propone y la mujer acepta, o si gustan: El Hombre propone y Dios dispone. Y Dios dispuso que le diera un rodillazo a la puerta de una camioneta de la ruta San Antonio- Matilde y: ¡Hasta la próxima, Huasca!.
No me duele la rodilla, me duele no pasear por sus calles, callejones y vereda, así como sus centenarias haciendas, no cruzar la barranca de Los prismas sobre el puente colgante, ni degustar sus delicias gastronómicas. Más me duele no disfrutar el grandioso espectáculo vespertino que ofrece todos los sábados del año la Dirección de Turismo y Cultura Municipal en el jardín principal, frente a la Iglesia, con artistas y conjuntos folclóricos, regionales estatales y nacionales de primer nivel, por lo que casi al borde de la depresión dominguera y contemplando las nubes negras y el diluvio de las cuatro de la tarde que nos convirtió –a varias colonias–, en un auténtico jagüey, o en palabras más modernas: en una inmensa alberca, pero principalmente, para demostrar nuestra voluntad y deseo de cumplir el compromiso editorial, después de una profunda y doble disertación y ya resignados a no asistir ni a la última corrida de toros de la Feria de Pachuca 2013, mandamos para la consideración de los que deciden si se incluye o no, esta modesta colaboración en sentido homenaje a Huasca de Ocampo y sus artesanías en piedra volcánica, trabajos artesanales que tienen, según los estudiosos de la materia, entre siete y 10 mil años de elaborarse en la región. O sea, desde el Cenolítico Superior (2000 a 9000 años antes de Cristo) y a decir de mi nieta son: molinos manuales y platos a la vez.
Compremos molinos manuales y platos de Huasca, total, si pesan poquititito, como diría el Cronista tepiteño y degustador del neutle, Armando Ramírez.