Por fin terminaron los caóticos Juegos Olímpicos de Río 2016, aquellos que se vieron empeñados por la desorganización del Cómite del país de la samba; de un Brasil convulsionado con presidente interino; que aún no se recupera, entre otras cosas del fracaso de su selección en el Mundial de 2014; en medio del escándalo del dopaje de más de un centenar de atletas rusos, y desde la perspectiva de México de una pobre cosecha de medallas, en medio de escalos administrativos. Por fin terminan con la medalla de Oro del nigeriano Eliud Kipchogeen la Marathon, pero sobre todo con presentación de un Japón Poderoso que en menos de 3 minutos aviva la esperanza de que los juegos de Tokyo 2020 serán los mejores de los últimos 30 años, quizás más desde Barcelona 92.
Esto, ha quedado de manifiesto, ante la imponente presentación en el Comité Olímpico de Japón hizo de los juegos de Tokio 2020, respaldados por la presencia del primer ministro Shinzo Abe, quien realizará la más espectacular presentación que un jefe de estado hiciera jamás en una justa de este tipo, muy a su estilo, emulando a «Mario Bros» de Nintendo, empresa que cómo ha dejado en manifiesto mucho se parece a su gobierno, máxime ahora que «Pokemon Go» resucitó a Nintendo.
Lo máximo #ShinzoAbe #PrimerMinistro de #Jap como #MarioBros ¡Quiero #Tokio2020 ! #warmingup #Tokyo2020 pic.twitter.com/Zhw7DpIFSr
— @keifitmx (@keifitmx) August 22, 2016
A principios de 2016, Abe declaró que Japón, a pesar de que las dificultades financieras, implementaría una serie de estrategias para el crecimiento de si país, donde llamó a ejemplo a Nintendo, en ese entonces, no por su situación actual, sino por toda su historia como compañía líder en el ocio doméstico. Ocho meses después y en pleno día de «Pokemon Go», la historia se presenta diferente, alentadora, se vislumbra para la nación del sol naciente, el contra ataque japones; en materia económica, cultural y deportiva; hoy en Río, el ministro Shinzo Abe, dejó en claro que habló en serio hace meses:
Nintendo, una empresa que comenzó comercializando juegos de naipes, acabó por reinventarse porque el número de jugadores de naipes descendió y tuvo que buscar nuevas alternativas para seguir siendo líder en formas de ocio, con lo que se pasó al mercado de las videoconsolas y llegó hasta el día de hoy, sin descuidar su faceta más tradicional.