El escrutinio del género superheroico de Watchmen incluye el desmembrane de los estereotipos clásicos que funcionan en un mundo mas o menos parecido al real. Por un lado, el Doc Manhattan, único personaje con verdaderos superpoderes y que funciona como una re-conceptualización de Superman, mientras que por el otro estan Rosrchach y Nite Owl, cada uno un extremo psicológico (el psicótico e infantil respectivamente) de Batman, y en el medio el generador del estereotipo de «crudo y violento», el Comediante. Sin embargo, en este poliedro de personajes y aparatos narrativos donde estos personajes son probados moralmente en su relación con el poder, Alan Moore y Dave Gibbons no podían dejar escapar la oportunidad de explorar las argucias de una característica humana tan común pero que tan pocos aplican: la inteligencia. De hecho, la tesis de Moore y Gibbons reside en que si bien por naturaleza los seres humanos son capaces de razonar, son pocos los que realmente lo hacen, asumiendo que la inteligencia es también una especie de don o superpoder.
A modo de un proto Bill Gates, Ozymandias/Adrian Veidt «el hombre más inteligente del mundo» es reconocido públicamente como tal por su capacidad de sacarle jugo al medio capitalista; o dicho de otra manera, que tanto dinero haces y tan listo seras. Dentro la trama de Watchmen, Veidt por momentos parece un personaje secundario; al menos en los primeros 10 capítulos, Veidt en su figura de millonario filantrópico, insiste en permanecer alejado de las teorías conspiratorias de Rorschach y atender su imperio empresarial, insistiendo que lo que lo hace inteligente es haberse dado cuenta de que una máscara, un buen gancho derecho y buena voluntad poco pueden hacer por los verdaderos problemas del mundo.
Sin embargo, tal cual sucede con los grandes estrategas, Veidt cumple con el carácter frío y alejado del inteligente que ve a los demás discutir y retorcerse, mientras el solo observa, calcula y planea. Revelando su fascinación por Alejandro Magno, en algún momento considerado el mas grande emperador y estratega de su época, Veidt hace alarde de todos los modelos psicológicos y epistémicos sobre la inteligencia y la forma de resolver problemas, incluyendo los irretractables, los imposibles, tal cual el nudo gordiano que Alejandro Magno resolvió en su muy particular estilo milenios atrás.
El nudo gordiano de Veidt no es otra cosa el de evitar la aniquilación de la humanidad a partir de la escalada de armas nucleares durante la Guerra Fría. Ante esto, cada personaje «superheroico» tiene su postura, la mayoría de ellas tan naturales como las de cualquier mortal, mientras el Doc Manhattan es parte de la escalación misma, Rosrchach se sume en el nihilismo, a Nite Owl le agobia morir incinerado tanto como su impotencia, Silk Spectre sigue en su menester genérico de ama de casa; a diferencia de ellos, El Comediante en su capacidad de ver lo absurdo de la vida, entiende y proclama la mala broma que le abre los ojos al patriarca, a Ozymandias, el Rey de los Muertos en la mitología egipcia.
Sobra decir que si bien el todopoderoso Doc Manhattan llega a decir que «el hombre mas inteligente me es lo mismo que la hormiga mas intelegente», la solución al nudo gordiano propuesta por Veidt es una solución devenida de la inteligencia y el razonamiento, una que ni el propio Doc pudo imaginar; de alguna manera Moore y Gibbons dan preferencia a la cualidad humana que al alucine superpoderoso, dando cierta expiación al lúgubre discurso de la obra, al tiempo que martirizando las consecuencias prácticas y morales del uso de la misma. Faltaría hablar mas de la dualidad contradictoria de Ozymandias, paradógica en los dos extremos dramatis personae propias del género, pero aplicaría más para quienes ya han leído la obra.
Nota del autor: El retraso en la aparción de las tres últimas entregas sobre las razones para leer Watchmen no responde a otra cosa a que espere un poco mas la proximidad del inminente estreno de la película. En todo caso, gracias por la espera.
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Sólo una vez.-El Comediante