En la primera etapa de Súper Cómics presenté una entrevista exclusiva de uno de los más grandes de México, Gabriel Vargas Bernal el creador de la Familia Burrón y los Súper Locos.
Como un homenaje al creador de la Familia Burrón, Descanse en Paz Gabriel Vargas Bernal.
“Siempre me gustó el habla del pueblo”
¿Por qué retratar a las clases sociales bajas en su obra?
“Porque es lo que más abunda. México está conformado por más gente sencilla que por gente ilustrada y rica”.
¿Cómo surge el lenguaje tan característico de La Familia Burrón?
“Siempre me gustó el habla del pueblo, sobre todo cuando me encargaban mis primeros trabajos. Yo no sabía cómo hacer una historieta, pero sabía cómo es el lenguaje popular. No sólo es contar historias, sino saber cómo decir las cosas. Yo vengo de una familia muy venida a menos. Cuando llegamos a la ciudad de México, fue en unas condiciones más o menos buenas, ya después se acabó el dinero, y mi madre tenía que sacarnos a todos adelante. No supe de diferencia de clases, sino hasta después de los 18 años, que fue cuando me empecé a fijar en eso, cuando ya manejaba el dibujo serio. En aquella época me pidieron algo de gran pegue entonces me acordé de cómo hablaban las inditas, y ahí fue donde inventé a ‘Los Súperlocos’, con ‘Jilemón Metralla y Bomba’, y como cosa de broma, hacía hablar a su criada como indita. La verdad, toda la trama era de relajo, porque tampoco conozco mucho de política, pero como los diputados tenían mala fama, yo me imaginada al cacique déspota como diputado, y que ya sin fuero, se dedicaba a humillar a su muchacha, que era lo único que le quedaba”.
Pero también usted creó un nuevo lenguaje…
“Así es, la gran mayoría de las frases yo las inventé. Por ejemplo, cambiaba una palabra, imaginando cómo la diría un indito. Con los nombres me divertía mucho, pues en aquel entonces estaba muy de moda los nombres hermanados, como Carlota Emilia y Emilia Carlota, y saqué la forma de hablar sencilla y le agregaba algo más a las tramas, haciéndolas más jocosas y divertidas. Se me hace gracioso modificar el lenguaje”.
“No veo televisión, me molesta”
¿A qué le atribuye el éxito de sus personajes?
“A que le pongo mucho ingenio. Jamás me valí de mucho para hacer una historia; de la nada salían los argumentos, siempre usaba cualquier cosa que se me ocurría, pues todo sirve para hacer una historia”.
Pero, ¿las tramas tienen que ver con la realidad?
“Bueno sí, recuerdo que un amigo humilde era ayudante del ayudante de albañil, y ya se quería casar, entonces yo le decía que por qué se quería casar, y me contestaba que ya era hora, que tenía su novia… Entonces, el día antes de la boda, se lo llevaron de juerga y se puso una guarapeta, de tal suerte que se cayó y se rompió la cabeza, y pues al otro día llegó a la iglesia todo vendado. Como era muy humilde, la verdad es que en su estado nos moríamos de risa por cómo sucedió, y por lo chistoso que se veía. Siempre había cosas como esas, de las que de repente me acordaba y las metía en las historias, pero nunca una situación fue consecuencia de un argumento; nunca maquiné nada, solito brotaba”.
¿De algún otro lado tomó anécdotas?
“Sólo de la vida. Por ejemplo, no veo televisión, me molesta, pues es sucia. Un escritor inglés dijo que este siglo que terminó iba a ser el fin de la desvergüenza económica, y moral, ya que la gente perdería el pudor, y ya vez que ahora que hasta los hombres les pagan. La verdad es que estamos muy mal, por eso en mis historias nunca me ha interesado tocar a fondo los temas, me sirven algunas cosas que veo, de ahí tomo la puntita y me sigo, pero nunca profundizo”.
¿Por qué razón?
“El medio en el que yo escribo es para divertir, y no para crear problemas ni conflictos. Es cierto que hay quienes lo toman por otro lado, pero yo lo que busco, a diferencia de ellos, es hacer reír. Ese siempre ha sido mi propósito, pues la risa es muy saludable”.
“Avelino Pilongano en realidad existió”
¿Cuál es su personaje favorito?
“Para mi todos son iguales, desde Alubita Salpicón hasta Satán Carroña, todos. Algunos dicen que Borola, pero no es cierto. Para mi todos son iguales”.
Cada uno es un arquetipo de algún paisano, un reflejo de todos los mexicanos, si le podemos decir así, pero, ¿cómo surgieron cada uno de estos? Por ejemplo, Ruperto Tacuche, la tía Cristeta, Satán Carroña, Susano Cantarranas, Avelino Pilongano…
“Pues fíjate que a ese último si lo saqué de la realidad. El muchacho en verdad existió, era un joven igual que yo, y su mamá siempre me decía: ‘Ay, Gabrielito, cuánto daría yo porque mi hijo fuera tan trabajador como tú’, a lo que yo contestaba: ‘Bueno, en realidad no trabajo, sólo dibujo’ (en ese entonces estaba en Excélsior), y me decía: ‘Bueno, pero es que mi hijo no sabe nada, míralo. Siempre sentado en la banqueta, pensando en sus versos’. Cuando me acercaba a él, decía: ‘Hermano dame candela’, es decir, quería fuego para su cigarro, pues decía que éste lo inspiraba para hacer sus versos, pero siempre estaban sólo en su mente pues yo nunca lo vi escribir nada en todos esos años, y aunque le decía que no fumara, que a su mamá le daba mucho coraje, nunca hizo caso. De hecho, nunca hizo nada de sus vida”.
¿Qué cambios ve en sus personajes en este medio siglo?
“La ciudad de México y sus habitantes van cambiando, pero la pobreza siempre ha sido la misma, así les sucede a mis monos”.
“López Obrador está haciendo cosas interesantes”
¿El barrio sigue siendo un tema para explotar?
“Claro, porque siempre seguirán los pobres. La pobreza ha invadido a todo el país, y cada día hay más hombres sin trabajo”.
¿Conoce las historietas de López Obrador?
“No las conozco, pero sí su trabajo. La verdad esta haciendo cosas interesantes por la ciudad. En varios años se van a ver los beneficios de lo que está haciendo, ya que los autos cada día son más, pero los que lo critican son los políticos, pero para la gente es muy bueno lo que está haciendo”
Sabemos que su trabajo le ha valido el reconocimiento de muchas instituciones, como en 1983, cuando se hizo acreedor al Premio Nacional de Periodismo.
“Yo ni sabia que estaba nominado, fue mi amigo, el finado ilustrador Alberto Beltrán, quien me dijo: ‘¿Ya sabes que estas puesta para el Premio Nacional de Periodismo’, ‘Cálmate’, le dije ‘Tus cuernos, estás bromeando. ¿quién se va a fijar en unas tristes caricaturas? La historieta que yo hago no deja huella de nada, me esta engañando’, y a los quince días me avisaron que me iban a dar el premio. Yo no lo sabía y menos lo creía, pues siempre consideré que las historietas estaban en el sótano intelectual, hasta el fondo, donde no llega la luz. ¿Quién se va a fijar en alguien que hace argumentos tan someros?. Igual cundo me invitaron los del Seminario de Cultura, porque ya estaba propuesto para el Premio José Vasconcelos. La verdad, sentí que se me enchinaban los pelos del espinazo, y lo mismo ha sido con lo del timbre que propuso mi gran amigo Carlos Monsiváis, y lo del Premio de las Ciencias y las Artes”.
¿Y cuál ha sido el homenaje que más satisfacciones le ha dejado?
“Yo creo que el que me hicieron en el Estado de Hidalgo, cuando me nombraron el Sexto Personaje más importante del Estado. Fue algo increíble, emocionantísimo; nunca pensé que mis monigotes me iban a hacer alguien tan importante. Y así también he inaugurado una escuela, una universidad, una biblioteca, el Museo del Rehilete… Todos esos reconocimientos han sido muy emotivos. En mi tierra, Tulancingo, me han hecho varios, y en todos me han pasado anécdotas que recuerdo con gran emoción. Por ejemplo, en el que me hicieron en Toluca, en la Universidad, ya casi nos perdíamos. Llegamos un poco tarde pero llegamos”.
Y con esta última pregunta dejamos descansar al maestro Vargas. Próximamente, Rubén Lara, creador gráfico de Fantomas.