En palabras de Ramón Valdiosera y Manuel Aurrecoechea:
«Admirada por muchos y despreciada por grupos de intelectuales, durante 100 años la historieta en México ha sido la cultura del pueblo mexicano. La subcultura, como así la llaman personas de amplia cultura que la juzgan, como un producto que no tiene nada que ver con el arte y la literatura, ha sido, a pesar de sus detractores, diversión y entretenimiento para el pueblo mexicano especialmente para aquellos que no pueden pagar ni siquiera un boleto de cine o de teatro, así como el precio de libros. A través de diez décadas, la historieta ha divertido a chicos y grandes. Las campañas de alfabetización en varios estados de la República, obtuvieron gran éxito cuando grupos analfabetas se interesaron por aprender a leer y escribir para poder leer el Memín, Lágrimas, risas y amor, Kalimán, Chanoc, etc.»
Ahora, afortunadamente, para los niños la historieta que contrarresta la violencia de los videos y programas televisivos, es Medio Litro, historieta realizada por el Maestro Ramón Valdiosera. Los niños, que serán los hombres del futuro, se interesan en este género pues desde hace cien años les llamaba la atención los dibujos, el movimiento de los personajes, sus aventuras, penas y alegrías. Es necesario comprender que el ser humano tiene la necesidad de crear obras escritas y dibujadas, desde que apareció el hombre en el mundo. Así lo vemos en los niños que crean sus personajes fantásticos porque su propio ser los impulsa a la creatividad.
Carl Jung, en sus famosos libros nos habla del inconsciente colectivo donde abundan seres fantásticos que tanto gustan a los niños y también a los mayores. La historieta es una necesidad en la vida humana desde la niñez, desde luego la historieta cuyos mensajes deben ser absolutamente positivos. En el inconsciente colectivo están los personajes que esperan a que les demos vida, nervio y color. Heroínas y Héroes, dioses y diosas, seres fantásticos que pugnan por adquirir vida a través de la creatividad inherente del ser humano. Es por ello que a los niños les gusta tanto dibujar y crear sus propias historias y personajes que continuamente se están engendrando en sus mentes. Los archivos que existen en la memoria humana acumulan a diario, hechos y sucesos que se van plasmando en la imaginería popular.
Las tiras cómicas en los diarios eran solicitadas y disfrutadas desde tiempo inmemorial Rafael Lillo fue autor de las primeras tiras cómicas en el año de 1904. Sus dibujos hacían reír sin herir a nadie. (El Mundo Ilustrado, julio de 1908).
La historieta era, desde ese entonces, como lo sigue siendo ahora una gran diversión para los mexicanos. Era y ha sido gran diversión para los mexicanos. Y si no que se lo pregunten al querido Maestro Gabriel Vargas y el desfile de personajes que ha creado. Las críticas no han evitado que este género conquiste el gusto de los lectores asiduos a las revistas ilustradas. A ningún dibujante y argumentista ha hecho mella las malas opiniones de personas que califican la historieta como «literatura barata». Sin embargo y por encima de las críticas y los denuestos, la historieta es parte de la vida en México. Vilipendiada y aborrecida por sus detractores, ha sobrevivido un Centenario a los ataques verbales e impresos y así sigue y seguirá con mayor pujanza. La historieta es hoy por hoy el Noveno Arte. Es cierto también que hay historietas deplorables como también hay películas que no debieran exhibirse. Pero no son los géneros los malos sino sus autores. Proliferan en impresos historietas que viven de temas violentos y que muestran a la mujer como objetos de deseo y desprecio a la mujer como ser inferior abunda en los expendios de revistas por todo el país. La televisión y el cine también exhiben lo más bajo de la naturaleza humana en ciertas películas y series televisivas. Esta caja de diversiones, pues así se le considera, exhibe lacras humanas, asesinatos descritos con minuciosos detalles. Las armas campean en estos programas, pistolas, rifles, bombas y metralletas son los caballitos de batalla que manejan estas series. Lo mismo desfilan personajes infrahumanos, esquizofrénicos, monstruos sangrientos, seres engendrados en la sombra y la lista es larga. ¿Es esto un ejemplo para niños y jóvenes? En algunos canales, más bien en varios, destacan los policías persiguiendo villanos de todo tipo. Pocos canales se salvan; tal vez las películas antiguas no tienen esa dosis de pólvora, sangre, depravación, violaciones, etc.
Los extranjerismos como la palabra «comic, se refiere más bien a un formato especial, cómico. En ese formato figuran «La pequeña Lulú», «El Pato Donald», etcétera. Para nosotros los trabajadores del argumento y el dibujo la llamamos historieta y nada más.
Texto de Juan Manuel Aurrecoeche y Ramón Valdiosera Bermán