La ya clásica justificación de que los superhéroes son hoy día el equivalente a los antiguos dioses griegos ya es más que conocida. También cuando escuchamos casualmente algo como «Superman es el Atlas moderno» ya sabemos exactamente que tipo de persona lo dice: un dedicado fan quién encuentra inspiración y entretenimiento por igual en las 24 páginas de aventuras de su superhéroe favorito. En la revisión del género que resulto ser Watchmen, sus autores no pasan de largo este fenómeno y nos regalan a Daniel Dreiberg, The Night Owl.
Por convención los superhéroes necesitan una motivación muy especial y particular para decidir convertirse en un ser superior capaz de lograr azañas admiralbles, el ejemplo clásico siendo Bruce Wayne quién tras el trauma de ver asesinados a sus padres decide en convertise en un justiciero encapuchado bien conocido como Batman. Ya hemos comentado que en Watchmen no todas las motivaciones de los superheroes son las convencionales del género; hay algunos que incluso pecan de vanales. He ahí el caso del Nigth Owl original, Hollis Mason, y de su sucesor, Dan Dreiberg. El primero en su biografía, Under the Hood, narra que el desquicio de ponerse un disfraz y salir a las calles para combatir el crimen en las noches (de hecho Night Owl refiere a un término ingles para los desvelados) vino en el momento que leyó su primera tira de Superman en 1938. Sin ser de mayores recursos económicos, tecnológicos y/o extracorpóreos, Mason basicamente dependía de su capacidad atlética y su coraje; digamos que era un chico duro a lo Steve McQueen o John Wayne que solo por tener agallas se salía con la suya.
Por su parte, Dreiberg nació de una familia millonaria y adinerada pero que penosamente nunca fue asesinada a la salida de un teatro: su vida fue cotidiana aunque siempre protegida y esto le permitió dedicarse a una especie de vanal filantropía estudiando aeronaútica, onitorrología (estudio de las aves) y mitología; el tipo de cosas que gustarían a un niño, tal y como él mismo lo expresa. En algún momento de su vida se siente impresionado por la figura del Nite Owl, tomandolo como figura ejemplar, y no tardaría en animarse a irle a pedir un autográfo al retirado Hollis Mason con quién al platicar en su sala rodeada de trofeos, recortes de periodico sobre sus hazañas y fotos con los Minutemen le harian sentirse «estar en el Olimpo, con los dioses mismos». Con esa inspiración y su fortuna millonaria heredada, Dreiberg decide tomar el manto del Nite Owl y combatir el crimen. No siendo fisicamente el ideal atlético, Dreiberg se inventa una serie de aparatos que le ayudaran en su lucha de superhéroe: un traje con gadgets multifuncionales (desde un laser portátil hasta mascarillas de oxígeno), un buhomovil, su cueva secreta y, por supuesto, Arquímedes; su hazaña de diseño areonaútico que utilizara en secreto contra los villanos.
De hecho Daniel Dreiberg/Nigth Owl es un homenaje cuasi plagio de Bruce Wayne/Batman por parte de Moore y Gibbons, pero no del Batman de Kane y mucho menos del de Neal Adams: Dreiberg es el Bruce Wayne camp interpretado por Adam West en al serie de tv de los sesentas. Inocenton, físicamente no muy apto (ni de joven ni en su segundo aire), impotente ante un forro de mujer pero que se exita en sus disfrazes y accesorios tan diversos y monos como los de un G.I.Joe, con una intelegencia y recursos que le permiten crear una increíble nave voladora (que lo mismo aguanta sumergirse en el río Hudson que volar hasta el polo norte, pero sin la astucia de patentarla y hacer aún mas dinero como haría un Adrian Veidh) y cuyos elaborados diálogos son intencionalmente los únicos que suenan acartonados en todo un roster de superhéroes; con toda seguridad podemos decir que el buen Daniel antes que un verdadero superhéroe es un sincero y frontal fanboy.
Quizá es por todo esto que el Nigth Owl es el personaje menos favorito entre los lectores de Watchmen. Lo cierto es que si bien sus motivaciones no lo convierten en un personaje tan intenso como Rorschach o poderoso como el Doc Manahattan, en muchos sentidos es el personaje clave sobre el cual recae la credibilidad de la historia. En primer término es el fulano mas cercano a lo común, a lo general de las personas, y a quién se le permitira atestiguar y reaccionar ante los conflictos morales de los superpoderes que influyen sobre el destino de la humanidad sirviendo de contraste a pericias mas extremas como la de los personajes ya mencionados. También es el sueño ideal y redención del geek fanboyero, no por vestirse de mayas y combatir al crimen, sino más bien porque logra conquistar y llegar a cuarta base con el ideal femenino, Laurie Juspeczyk (bajandosela a un novio a quién cualquiera en sus cinco sentidos jamás haría).
Recordando que Watchmen es la tesis cumbre de Alan Moore por entender el funcionamiento del superheroe como una figura literaria, the Nitgh Owl es cuasi un ejercicio meta-literario: el fan del género de repente se encuentra leyendose a sí mismo en los pormayores de salvar a un mundo donde las cosas escabrosas y que definen el camino de la humanidad estan muy lejos de su ingenuidad. Esta es otra de las genialidades que usualmente pasan desapercibidas en la lectura de esta obra, que mucho menos han sido abordadas con un mínimo de interes o talento desde 1986 (incluyendo el anodino Kick Ass de Mark Millar y John Romita Jr.) y también refuta a aquellos quienes dicen que a su parecer Watchmen no es del género de los superheroes.