Recientemente me encontré el blog de Periodismo al pil pil, una incesante nota del Centro de Investigación del Cómic Luis Gasca de San Sebastián.
Un día escribí: Cuando estoy feliz compro cómics y me los leo. Cuando estoy triste compro cómics y me los leo. Cuando estoy descansado compro cómics y me los leo. Cuando estoy agotado compro cómics y me los leo. Ahora que me voy haciendo mayor compro cómics y me los leo. Todo empezó gracias a mi madre. Nuestro vecino del sexto era Luis Gasca y fundó la editorial Burulan. El Príncipe Valiente, El Hombre Enmascarado, Rip Kyrby, Drago, Flash Gordon se colaron en la biblioteca de mi habitación de la mano de mi madre. Y ahí siguen. Luego, en la desaparecida Librería Ibérica de la calle Garibay de San Sebastián, descubrí un tebeo de la Editorial Vértice. Eran los números 10 y 11 de la Patrulla X. Luego la Librería Ereña, en la plaza del Buen Pastor… donde los vendían a 15 pesetas. y luego la Librería Xiomara, donde me convertí en un adicto a los sueños editoriales de Toutain. Y La coleccion entera de Totem, 1984, Comix Internacional, Creepy o la de El Víbora… me hice un poco mayor y de la mano otra vez del Berenguer seguí con El Víbora y el Makoki; mi guía espiritual en COU (ahora mi mujer dice que es Homer Simpson). Y así hasta hoy.
Luis Gasca es un supercoleccionista de cómic, vive en Barcelona y ya rebasa los setenta años. Antes los guardaba donde podía, ahorala fundación Paul Getty certificó que con tamaño material ocho investigadores podían trabajar a la vez.
El local es céntrico, en la peatonal calle Reyes Católicos de Donostia-San Sebastián y está perfectamente equipado con las últimas tecnologías.
Así que el Centro Luis Gasca pondrá también una terraza en la calle peatonal para que el respetable pueda leer las novedades del mes y ver pelis en una pantalla gigante de plasma.También, en una parte del Centro Luis Gasca, junto a la entrada, se podra disfrutar con la exposición del mes, dedicada a un autor o a un personaje.
Por último, los investigadores contarán con una espectacular sala de trabajo rodeados de probablemente la mayor colección de muñequitos de merchandising -y perdón por el palabro- de la historia, en un espacio diáfano, atractivo que invita a soñar.
Pueden ver el resto de la nota y el video, aquí.