El dìa de hoy, el mundo del cine perdió a uno de los más grandes íconos del medio, y que generaron una leyenda que seguramente vivirá mucho más que la misma persona. Hablamos, claro está, de Sean Connery, quien fuera el primer James Bond oficial del cine, y que definiría la leyenda de este personaje hasta la actualidad.
Curiosamente, Connery nunca se sintió atraído por la actuación en su juventud, cubriendo todo tipo de labores. De hecho, su verdadera pasión era la marina, pero las circunstancias hicieron que tuviera que emplearse en cuanta oportunidad tuvo. Fue en esta búsqueda, que consiguió un empleo como tramoyista en el King’s Theatre, donde comenzó a sentirse atraído por la actuación.
Consiguió algunos papeles de extra, pero realmente nunca llegó a tener un papel importante. A partir de esos pequeños papeles, logró conseguir partes como extra o rellenos en el cine, en donde realmente encontró su pasión. Fue hasta ese momento que dejó todos sus demás empleos, para dedicarse de lleno a la actuación. Si bien fue creciendo poco a poco en el medio, nunca logró nada más allá de papeles terciarios, o protagónicos en producciones muy discretas.
Fue hasta que se le ofreció el papel del 007, que realmente vendría su gran momento. Y curiosamente, en un principio, él no estaba seguro de aceptar, pues sentía que trabajar en una serie de cintas limitaría sus oportunidades en otras cintas, pero fue su agente Richard Hatton, quien lo convenció de que sería un gran impulso a su carrera. A partir de ahí, lo demás es historia.
Connery impactó a una gran cantidad de generaciones, moviéndose con soltura en todos los papeles, y dejando con su muerte un hueco que será imposible de llenar.