Argentina (2022).
Dir: Santiago Mitre
Reparto: Ricardo Darín, Peter Lanzani, Alejandra Flechner, Carlos Portaluppi, Héctor Díaz, Alejo García Pintos, Claudio Da Passano, Gina Mastronicola y Walter Jakob.
Para algunos, el fenómeno cinematográfico latinoamericano del momento es esta cinta argentina, que ya se ha alzado con el Premio de la crítica en el Festival de Venecia 2022, y ha sido seleccionada por su país para competir en los Oscares en la próxima edición a efectuarse en 2023.
Si bien esos quizás hayan sido los principales motivos para que la gente -tanto en su país como en el continente- se lanzara a las salas para verla en la gran pantalla, tambien puede ser que la memoria colectiva pueda ganarle la batalla al streaming cuando es inteligente y bien lograda.
En realidad, las razones de su éxito son variadas y todas destacables. El cine es quizás, la expresión artística que mejor puede apelar a la memoria histórica desplegando mayor cantidad de recursos: imágenes, sonidos, discursos, palabras. Cuando la memoria apela al pasado reciente, el compromiso es todavía mayor, porque habla de las vidas de personas que existen y que todavía recuerdan lo que en realidad pasó.
Ni qué decir que Santiago Mitre entendió ese reto y lo asumió a cabalidad. Un diseño de producción esmerado hasta en los más pequeños detalles (como el “chupetín” o los cigarros en todas partes) trasladan a las y los espectadores a los años 80 sin mayor dificultad.
Aunado a eso el casting encabezado por Ricardo Darín, también asume su transformación frente a pantalla como compromiso artístico y de necesaria credibilidad. Asunto no menor, dada la historia que se cuenta en la cinta, en donde la fiabilidad es una condición indispensable para que la película sea sólida y con ello, pueda ser bien recibida.
Y a todo esto ¿qué es lo que se cuenta? Pues ni más ni menos que la verídica historia del juicio a los militares que durante los años de la dictadura en Argentina, cometieron múltiples violaciones a los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad: desapariciones forzadas, tortura, secuestros, violaciones, abusos sexuales y persecución política entre otros.
Todo el relato apela a una herida abierta no sólo en Argentina, sino en toda Latinoamérica. Mitre parece muy consciente de ello al construir una historia en el punto exacto entre la denuncia y la frustración. Una película acerca de cómo las y los ciudadanos enfrentan al poder con las manos desnudas y la convicción como única arma, cuando parecía que todo eso era imposible.
Es así que la cinta no sólo tiene el mérito del gran oficio cinematográfico desplegado por quienes participan en ella, sino de mostrar un discurso que hace eco y sentido aún en nuestros días. Una dolorosa historia que no debe repetirse y que nos invita a que ese “nunca más”, pronunciado con digna rabia, se instale en la memoria colectiva de todas las generaciones por venir.