Por Lupita y José Alberto, Corresponsales de Artes9.com, en el Edo., de Hidalgo.
Molcajete, (Del náhuatl molli, salsa guisado; y caxitl, escudilla, media esfera.)
Mortero de piedra en forma esférica, con tres soportes cónicos el interior áspero de este molino de mano permite, junto con la muela que es el elemento móvil denominado tejolote, moler o triturar diversos tipos de chiles y otros condimentos, sobre todo aquellos que por su consistencia semilíquida no pueden ser remolidos en el metate. El molcajete ha sido utilizado desde tiempos prehispánicos, más o menos desde hace 7 mil años, según lo muestran la muelas ápodas del Cenolítico Superior (9,000 a 2,000 a. C.), para preparar e incluso para servir las salsas. Son molinos manuales y platos a la vez.
Actualmente, ya hispanizados algunos por su representación zoomorfa de animales venidos de Europa, (caritas de borrego o de cerdito, por ejemplo), nuestros molcajetes son famosos en el mundo entero como piezas ornamentales, principalmente.
Es tradición que una cocina mexicana cuente entre sus riquezas artesanales, al menos, con un molcajete grande, varios morteros, unos lisos, otros con carita de borrego y un molcajete pequeño, una tortilladora manual y un metate con su metlapil.
Una pulquería que se respete, debe lucir un gran molcajete, pues, sin su salsa borracha molcajeteada y contenida en su gran molcajete, ni es pulquería ni se respeta.
Los artesanos (canteros) que los fabrican en San Salvador el Seco nos esperan, sus precios son justos a su esfuerzo, pero no tomemos con inútil orgullo el pírrico triunfo del descuento que nos hagan cuando nos interesamos en comprarles sus obras de arte, y todavía más: Si logramos que casi nos regalen sus creaciones, no nos preguntemos con gesto de hastío y de falsa vanidad:
¿Para qué lo compré si mi vieja ni yo, lo sabemos usar? ¡Está pesadísimo! ¿Dónde lo pondré? ¿Yo, usar molcajete nunca? ¿Y, eso qué es…?
Compremos molcajetes aunque pesen, son muy bonitos y adornan con gran colorido nuestras mesas cuando están llenos de salsa molcajeteada «preparada en la licuadora».
Los tradicionales molcajetes de San Salvador El Seco, Puebla, entre múltiples figuras, enriquecen la visión artesanal mexicana de Artes9, deseando que más de alguno(a) de los lectores(as), al menos por tradición, les compre una pieza a los artistas talladores en piedra, de ser posible, en el mismo lugar donde las fabrican, para que con eso eviten a los intermediarios que son los que realmente ganan con el esfuerzo ajeno.
Visite San Salvador El Seco y busquen los talleres tradicionales como el de don Rogelio Cortez, en la calle de Quecholac, 20 Sur, Número 18, Barrio Quecholac, tel. 249-115-4616.
Si no podemos llegar a San Salvador el Seco y evitar la reventa, vamos a Huasca, Hidalgo, en la Colonia Bermúdez (Primera calle a la derecha, viniendo de Pachuca o Real), con la familia Romero, tomamos pulque y compramos un molcajete como el de la foto.