Por Norma Lorena Loeza
México (2018).
- Dir: Enrique García Meza.
Un documental tiene como propósito dejar testimonio fílmico de alguna historia relevante. Dicha relevancia puede considerarse subjetiva de acuerdo al visón de quien dirige o produce. Sin embargo, al igual que otros géneros narrativos, lo que se cuenta debe ser digno e importante de ser narrado, de difundirse, de conocerse.
Es así que le cine en su expresión documental también ha sido una importante arma de denuncia y de visibilización y en este caso, esta cualidad es más que evidente. La coproducción entre Guillermo del Toro y Tv UNAM tiene el enorme beneficio de la credibilidad y el compromiso. Nadie puede pensar que algo coproducido de esta manera esté sesgado u obedezca a intereses de crítica y confrontación. La verdad es que tanto la narración como el tratamiento de los testimonios, componen el documental de manera fluida, veraz y por ello quizás, profundamente humana.
Ayotzinapa, el paso de la tortuga, es el estremecedor relato de uno de los acontecimientos más indignantes de nuestra historia reciente. La desaparición de 43 estudiantes normalistas y la lucha de sus familias y la comunidad, encontró eco en todo el país y en muchos lugares del mundo. El documental hace una narración que comienza mostrando cómo es Ayotzinapa, población casi desconocida hasta que fue sacudida por el terror de la tragedia. Una pequeña localidad en el estado de Guerrero, en la que se encuentra una de las últimas normales rurales, instituciones que ha resistido el embate de las políticas educativas “reformadoras”, pero que no se han por dado vencidas, con la convicción de que la educación y la formación de maestro/as es una poderosa arma en contra de la desigualdad.
En el documental participan alumnos que acompañaban a la caravana estudiantil – sobrevivientes, si se quiere- en el momento de su desaparición, familiares, miembros de la sociedad civil que acompañan la lucha y se ilustra con un seguimiento de cómo en los medios se ha tratado el asunto, junto con las declaraciones oficiales del caso.
Es difícil permanecer impasible ante la narración de estos hechos. La demanda de justicia tan simple se va volviendo compleja ante el tortuoso camino hacia el silencio, la cerrazón, y el desprecio por parte de los sistemas de justicia. No son sólo 43 muchachos. Es una radiografía de la descomposición social que nos destroza los sueños, las expectativas, los proyectos de familia, de vida, de profesión.
El paso de la tortuga es hoy un documental obligado para comprender la complejidad del caso y de nuestra encrucijada como país. Sin jóvenes, sin futuro, sin sueños, lo que nos queda es muy poco. No es que un documental sea la realidad en sí misma. El documental se filma porque esa dolorosa realidad merece ser contada y llegar a todas las tribunas posibles.
Este documental abre el festival Ambulante en su edición 2018, y es sin duda una de las más interesantes propuestas de este año. Altamente recomendable y necesario, no se lo pierdan.