Por Norma Lorena Loeza
Belzebuth. México (2019).
- Emilio Portes.
- Reparto: Joaquín Cosío, Tobin Bell, José Sefami, Tate Ellington, Yunuen Pardo, Giovanna Zacarías, Aída López, Liam Villa.
El cine mexicano abre el 2019 con esta película de horror, que combina dos de los subgéneros más exitosos de este tipo de cintas: el nacimiento del nuevo mesías y las posesiones demoniacas. Lo diferente es acaso el traslado “a la mexicana” combinando la frontera, el narco, la corrupción y nuestra vasta religiosidad popular.
Además de ello, el interés de ver trabajar juntos a Joaquín Cosío y a Tobin Bell en una producción mexicana, ya es suficiente motivo para atraer a las salas de cine a numerosos seguidores/as del género.
Emilio Portes es quien dirige esta cinta, que bien podría considerarse el lado B de Pastorela (E. Portes, 2010) su anterior trabajo que también estelariza Joaquín Cosío. Sin embargo, en esta ocasión, el asunto es mucho más oscuro, con figuras demoniacas como protagonistas principales que lejos de ser cómicas, resultan de verdad aterradoras.
La historia se desarrolla en Mexicalli, en la frontera entre México y Estados Unidos. Emmanuel Ritter (Cosío) es un policía ministerial, que sufre la dolorosa pérdida de su hijo en un infanticidio y como consecuencia de tan trágico episodio, también el suicidio de su esposa. Algunos años después, las terribles historias de matanzas de niños/as, parecen repetirse. Ritter deberá enfrentar sus propios demonios, buscando las respuestas que parecen provenir de un enigmático ex sacerdote (Bell) que está ligado a tan espantosos crímenes.
La cinta recuerda a ratos a El Fin de los Días (End of Days, P. Hyams, 1999) sobre todo en el asunto del policía atormentado por la pérdida de su familia. No olvidemos que el cliché de una persona con crisis de fe enfrentando fuerzas demoniacas, casi siempre resulta efectivo. Aquí, sin embargo, Portes y Cossío construyen al personaje desde una perspectiva muy nuestra: corrupción, narcos, brujas y patrulla fronteriza le dan a Ritter un perfil un tanto distinto al papel que desarrollara Schwarzenegger en la cinta mencionada.
También nos recuerda en distintos momentos a otras cintas de sacerdotes y policías como Líbranos del mal, (Deliver us from evil, S. Derrickson, 2014) que también tiene su punto culminante en un exorcismo. Emilio Portes sin embargo, sabe que la novedad de la película no está en el tema, ni estrictamente en el tratamiento, así que nos regala dos vueltas de tuerca a la trama que sorprenden al público que da por adivinado el final y otros varios momentos que lo obligan a saltar del asiento.
Quien paga un boleto para ver al demonio, generalmente es exigente y Portes lo sabe, así que lo presenta en formas creativas que hagan pensar a las y los espectadores, que el costo del boleto realmente ha valido la pena. Además de ello, resulta muy interesante ver a una leyenda del género como es Tobin Bell fuera de la piel de JigSaw, en una cinta de corte distinto a la saga que lo hizo tan famoso.
Interesante y a ratos aterradora, promete ser de lo más taquillero de este año en lo que se refiere al cine mexicano, apostando a un género que lleva muchísimos adeptos a las salas. Esperamos que así sea.