Lorena Loeza
Beware the Slenderman. USA (2016)
- Dir: Irene Taylor Brodsky.
Este interesantísimo documental está ya disponible en las plataforma de HBO Go para Latinoamérica, demostrando lo mucho que ha avanzado la cadena de televisión norteamericana en producir cosas como éstas con bastante buena acogida por su público suscriptor.
El documental pareciera que va a tocar un tema muy popular en el mundo de las redes sociales contemporáneas, el asunto de las llamadas “pruebas” de la existencia de Slenderman – una especie de espectro que existe gracias a las ficticias “leyendas urbanas o ”creepy pastas”- , pero acaba contando algo mucho más perturbador: la historia real de dos adolescentes, que creyendo mitos de internet, intentan matar a puñaladas a una de sus amigas.
El documental ahonda en el asunto de cómo dos chicas solitarias llegan a creer que Slenderman demanda el asesinato y de cómo planean algo tan sombrío. ¿Lo aterrador? Slenderman no existe, es una historia difundida en internet acerca de una terrorífica criatura que acecha a las y los niños para –al parecer- matarlos o comérselos. El documental ofrece varias premisas de por qué dos niñas pudieran haber creído que era verdad algo como esto. Y no sólo eso, sino planear a sangre fría un asesinato en consecuencia.
Slenderman es en realidad un mito común que como el coco, el señor del costal, o las brujas, está orientado a asustar a los niños/as para que obedezcan. Sólo que ahora, en la era digital, la inmediatez lo hace parecer clandestino a los ojos del mundo adulto y hasta real gracias a fotos trucadas y crónicas de avistamientos falsos. Si a eso agregamos soledad, esquizofrenia y otros problemas de socialización, el caldo de cultivo es similar a los casos de Columbine y de otros jóvenes que matan a sus compañeros de colegio.
Un terrorífico hilo conductor se devela ante nuestros ojos, y no es en modo alguno sobrenatural. El comentar ayuda mucho a señalar todo lo que está detrás del caso, sin juzgar ni señalar, pero resaltando la importancia de visibilizar.
Interesante en grado sumo, no sólo para quienes educan y trabajan con adolescentes, sino para las y los adolescentes mismos y quienes creen que todo lo publicado en internet es real. No lo es. Pero muchas veces el monstruo está entre nosotros, de tan común y tan nuestro, a veces simplemente no queremos verlo.