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/* Style Definitions */ table.MsoNormalTable {mso-style-name:»Tabla normal»; mso-tstyle-rowband-size:0; mso-tstyle-colband-size:0; mso-style-noshow:yes; mso-style-parent:»»; mso-padding-alt:0cm 5.4pt 0cm 5.4pt; mso-para-margin:0cm; mso-para-margin-bottom:.0001pt; mso-pagination:widow-orphan; font-size:10.0pt; font-family:»Times New Roman»; mso-ansi-language:#0400; mso-fareast-language:#0400; mso-bidi-language:#0400;} Acabo de leer una nota donde dice que Beyoncé Knowles tiene interés de interpretar a Wonder Woman en su versión cinematográfica.
Quiero protagonizar una película de súper héroes y, ¿qué mejor que ser ‘La Mujer Maravilla’? Sería excelente. Y yo sería una opción muy osada. Una Mujer Maravilla negra sería algo muy poderoso. Es tiempo para eso ¿no?» dice la cantante y actriz afroamericana.
Esta nota quedaría como un chiste más para el anecdotario, junto a Nicolas Cage queriendo ser Superman, pero a mí, al menos, me puso a pensar… ¿Qué tan importante es la etnicidad de los personajes de cómic? Particularmente de los súper héroes.
Los fans y lectores de cómic somos muy puristas con nuestra afición; queremos que lo que hemos leído por años sea trasladado a la pantalla grande con mínimos, o de ser posible, nulos cambios. Cada fanboy tiene en su cabeza la adaptación perfecta de su héroe favorito y hasta de varios que ni le gustan, al grado de pedir absurdos como adaptar «Secret Wars» sólo para poder introducir a Venom en las películas de Spider-Man (de verdad… me tocaron algunos comentarios así). Sin embargo las adaptaciones a cine necesitan ajustes y cambios para poder ser más accesibles a un mayor público, además de resumir años de historia que sería imposible de contar en formato de cine… o incluso de televisión. Uno de estos cambios, en algunas películas, ha sido el tono de piel de algunos personajes, ya sea por decisión creativa o por tratar de influir en la taquilla, pero en esos casos siempre surgen voces que se quejan y vociferan como si se hubiera traicionado por completo el espíritu de estos personajes… ¿y es en verdad el caso?
El primero que recuerdo es en la película Daredevil, donde el director decidió usar al actor de color y físico masivo Michael Clarke Duncan para el papel de Kingpin. Para aquellos que no lo conozcan, el personaje en el universo Marvel es el líder del crimen organizado (en los cómics mexicanos le llamaban El Rey Del Crimen), calvo, enorme como un oso o un gorila, de apariencia obesa pero que en realidad es puro músculo… y blanco. Más allá de la opinión de los aficionados y el mal resultado de la cinta, el trabajo de Clarke Duncan resulta cumplir con lo esperado en el personaje del Kingpin, dándole una personalidad y el físico que se necesitaba, más allá del matiz de su epidermis.
Otro caso, en esta ocasión basada totalmente en razones de popularidad, fue cuando en Fantastic Four escogen para el papel de Sue Richards a Jessica Alba. Hay que entender que Sue dentro de las historietas es la rubia más rubia entre las rubias. El personaje como fue estipulado por Lee y Kirby plantea a una joven norteamericana típica, de familia acomodada e incluso de dinero, con nula consciencia de la vida y que, más allá de sus extraordinarios poderes, parecía sólo poder decir «¡Oh, Reed!» cada dos viñetas. Pero hay que entender que el personaje fue creado en 1961, cuando todo el poder político lo tenían los blancos y un personaje así de cualquier otra raza era impensable (el primer personaje negro de Marvel fue Black Panther, que era un rey de un país inexistente en África… si lo hubieran hecho afroamericano nadie lo hubiera creído). En la película, independientemente de la ridícula decisión de pintarle el pelo de rubio y obligarla a usar pupilentes azules, Alba ha recibido innumerables críticas al interpretar a la primera dama de Marvel, en su mayoría ni siquiera relacionadas con su labor como actriz (bastante criticable, per se). Sin embargo el personaje representado en la cinta es una buena adaptación de la Sue Richards más contemporánea, decisiva y con peso en las disposiciones y liderazgo del equipo. Quizá todos sigamos deseando que La Mujer Invisible fuese interpretada por una rubia más cercana a nuestro amado personaje de dos dimensiones… ¿pero es en realidad el resultado tan malo o somos nosotros los que no podemos pasar de nuestro prejuicio?
El último caso que ya se vio es el de Nick Fury, el agente secreto más rudo y líder de S.H.I.E.L.D., que apareció en los últimos minutos de la película IRON MAN. En este caso particular el shock no fue tan fuerte pues, aunque Fury dentro del universo Marvel «normal» es un tipo blanco, la editorial dentro de su universo «ultimate» (lamento que cualquier neófito trate de entender estas intrincadas realidades tan comunes al lector de cómic, pero podemos dejarlo como un universo paralelo al «normal» de Marvel con versiones más modernas de sus héroes clásicos) decidió volverlo negro y basarlo en Samuel L. Jackson, quien además lo interpreta en la cinta. De alguna forma, pues, podemos decir que es la adaptación más fiel de un personaje de cómic a su versión cinematográfica.
Ya para terminar, todo esto me vino a la cabeza cuando hace algunas semanas apareciese en esta misma página el rumor de que Eva Longoria estaba siendo considerada para interpretar a Wasp en la futura película de Avengers. Al mencionarle esto a un amigo, su única respuesta fue; «Claro, porque Janet Van Dyne (su identidad secreta) es un nombre latino». Sin embargo, estudiando al personaje, su personalidad, su carisma, su actitud… no queda duda que Longoria podría hacer un gran papel. El mismo personaje dentro del universo «Ultimate» es asiático (con la fantasía macabra por parte de sus creadores que en el cine lo interpretara Lucy Liu) y eso no pareció importarle a nadie.
Como fans… ¿Qué preferimos; poder ver en el cine a los personajes que amamos y conocemos, sus actitudes, sus personalidades, virtudes y defectos bien escritos e interpretados… o con el mismo color de piel?
Suerte y hasta pronto.