La figura emblemática y cabalística de los centenarios, son la oportunidad perfecta para reivindicar o reinventar a los personajes que definieron nuestra historia, es el caso de Efraín Huerta, poeta que empatizaba con los ideales de igualdad, y lo mismo seducido por el erotismo que despertaban en él las mujeres; pero sobre todo fue su gran amor una de las ciudad más grandes y más bellas que puede haber: México, Distrito Federal.
100 años es el pretexto perfecto para que amigos y antagónicos; escribas, fariseos y saduceos; retomen a la figura emblemática de un estilo desenfadado para escribir, y crear un estilo, para muchos una doctrina: El Cocodrilismo. Filosofía, o estilo de vida, que nos enseña que debemos tener la piel dura ante las adversidades pero ser siempre serenos en nuestro andar, teorías de cómo surgió esta corriente literaria hay muchas y no es menester de estas líneas.
“Nació en Silao.
Autor de versos
De contenido Social.”
Embustero Larousse.
Yo sólo escribo
Versos
De contenido explicito.
Como ocurre con muchos, ni en su ciudad natal es recordado con una calle o una casa de cultura con su nombre, quizás porque el destino así lo quisó, quizás porque su cuerpo nació en el bajío pero su alma y su corazón ya le pertenecían a la Ciudad de los Palacios, como otro notable escritor del Siglo XX la llamara.
Sí, Huerta le habló y leyó a la México Capital, lo mismo de sus barrios, de sus esculturas, de sus calles y cantinas, de sus mujeres y hasta de su metro.
En la estación Balderas
Dejó pasar el Metro,
Se sentó y sólo vimos
A una deshecha.
Casi lloraba y ya casi gemía
La rubita del Metro
Con sus muslos de leche,
Su atroz melancolía.
Recientemente en el marco de sus aniversario luctuoso pudimos platicar con uno de los primeros actores que en vida fuera uno de sus mejores amigos: Carlos Bracho.
[youtube=http://youtu.be/LCxcc2dl4ig]
[youtube=http://youtu.be/mRMO6z0X6hI?list=UUf7IrRCn0jStUDuk0-KnUAg]