Chappie resulta una propuesta fresca una combinación de cine de tipo comercial con indagaciones de tipo filosóficas que específicamente guían hacia la idea y reconocimiento del ser y su conciencia. Y aún si la quieres ver cómo sólo una película hollywoodiense está llena de acción, persecuciones, una gran serie de efectos especiales, bombas y mechas.
Sin embargo si estás dispuesto a observarla con reflexiones hay que estar atento a revisarel discurso que presenta sobre la condición humana, sus estereotipos, las tipificaciones de género, las problemáticas de desarrollo psicosocial con base al origen sociocultural, las tendencias de la violencia a la par que su gestación, el racismo y el medio a lo que se concibe como diferente, pero aún más sobre lo que significa la condición humana.
Así que desde una perspectiva personal es una película que vale la pena analizar desde cualquier perspectiva: visual, narrativa, social, psicológica y si deseas participar de este breve planteamiento sobre Chappie continúa leyendo pero aviso, esto tiene spoilers.
Chappie nos guía en todo momento por la película, aunque no sea narrada ni guiada por el personaje principal en un inicio, dentro de este recorrido por el momento y el mundo en el que le ccorresponde existir, se logra conocere identificar la historia previa y las motivaciones de los otros actores que llevarán la historia antes de la evolución del personaje hasta la adquisición de conciencia.
Lo primero que salta a comparación de cualquier otra película actual que maneja robotsde este tipo, es la separación total de las leyes de la robótica y con ello el poder desvincularse de la ciencia ficción dura y de Isaac Assimov, lo que le da más rienda suelta a la implementación de estos primeros robots como fuerza policíaca y con ello capaz de agredir a otros seres humanos.
Éstas fuerzas aunque policiacas pertenecen a una compañía que se dedica a fabricar armas, pero a su creador no le parece suficiente eso, así que crea un código que le permita pensar igual que un humano. La primer traba es por supuesto la empresarial, que no va acorde a los pensamientos creativos sino a los prácticos, sin considerar además las implicaciones que refieren que una máquina sea humana.
Dentro de ese mismo ambiente está además los celos profesionales que desean y buscan con urgencia e ira rampante el que el proyecto del otro se deseche. Sin importar el precio y las consecuencias a las que conllevan esas acciones. La narración separa dos líneas de historia y nos guía hasta los barrios bajos, hasta donde la sobrevivencia no sólo se trata del método darwinista, sino de la afirmación de vivir por encima del otro.
Así las situaciones se vuelven extremas, acorralan a aquellos que no tienen otra opción y que además carecen de los medios y el apoyo necesario para sustentar otra forma viable de salida. Aquí e donde verdaderamente comienza el punto de conflicto. Por una parte el creador trata de dar vida a su obra no importando las normas y restricciones, por el otro la inteligencia emocional de los criminales los lleva a un razonamiento lógico: el creador sabe cómo apagarlos.
De esta manera ambas líneas de historia convergen y dan como resultado que Chappie se queda con la banda de asaltantes, que ahora buscarán que la conciencia de este robot no le impida cometer delitos; ahí comienza la travesía de Chappie ante el aprendizaje de su entorno, lo que le dice el creador y cómo esa naturaleza de la inocencia y la adquisición de habilidades validadas bajo la necesidad de identidad y pertenencia al grupo lo guían por caminos que ni siquiera el entiende.
Desde su primer incursión al mundo para él sólo existe sufrimiento, dolor y agresión. Chappie no termina por identificar los conceptos que se vuelven acciones, pero con todo y eso al fin descubre su motivación: no morir. Motivación que al final le lleva a romper una promesa a su creador, una metáfora que me parece excelentemente llevada y desarrollada como principio de religión y la conciencia del ser ante ese acto creador.
Es sin embargo la inteligencia emocional (que es dotada gracias al miembro femenino de la banda) lo que logra salvar su conciencia y su inocencia todo el tiempo a pesar de todas las influencias, vejaciones o circunstancias. Y es esa capacidad sobrehumana la que ayuda a discernir la forma de poder preservar su vida e incluso poniendo en duda la cuestión del significado de la existencia como tal.
Al final la triste naturaleza humana, la del lado amargo, aquella que miente, aquella que pasa por encima de otros, aquella que despoja (incluso de la vida), aquella que ambiciona, aquella que teme, aquella que odia, aquella que sólo sabe destruir y mentir prevalece todo el tiempo en el largometraje. Es al final Chappie quien da una lección al malo, quien se detiene en el momento justo en el que sabe que es suficiente.
Y es Chappie quien al final encontró lo que significa ser un humano, lo que significa la conciencia o lo que el mismo hombre ha querido construir de sí: Esa imagen donde sólo la expresión más pura del ser, donde sólo los mejores pensamientos y las virtudes son dadas, donde la inocencia y el respeto son reales, donde sólo un ser que no es humano lo puede hacer, porque es más humano que lo humano. O eso es lo que creo que nos comparte en el final nada ostentoso, pero abierto a múltiples interpretaciones.
Si llegaste al final de esta reseña puede que compartas o no las ideas que expongo, e incluso que haya divagado más de la cuenta, traté de abarcar la línea narrativa más que ahondar en cada personaje, que de todas maneras me parece que hubiera sido también sumamente enriquecedor. En todo caso es algo que yo considero y lo que agradecería mucho es su opinión, si ya la viste, si vas a ir o si al contrario te quite las ganas de verla.
Lo que si puedo sugerir es que no dejes pasar la oportunidad de verla en cine y en su idioma original.