Por Norma Lorena Loeza
Coco. USA (2017).
- Lee Unkrich
- Reparto (voces en español): Luis Ángel Gómez Jaramillo, Gael García, Marco Antonio Solís, Angélica María, Angélica Vale, Elena Poniatowska, Ana de la Reguera, Cecilia Suárez, Héctor Bonilla, Víctor Trujillo, Andrés Bustamante.
Voces en inglés: Anthony González, Benjamín Bratt, Edward James Olmos, Alana Ubach, Cheech Marín.
Pixar- Disney presenta primero en México antes que en todo el mundo, su más reciente cinta Coco, que en esta ocasión se sitúa en este país y en la muy importante y significativa tradición de Día de Muertos.
Al mejor estilo Pixar, la cinta se compone de lo tradicional en estas producciones: mensajes en diferentes niveles para el público infantil y el adulto, todos ellos profundos y reveladores. Resaltando el valor de la familia y la amistad, el perseguir los sueños y nunca dejarse vencer para conseguir lo que se quiere, se construye este discurso entre líneas que se expresa a través en una historia musical y colorida.
Pero Coco es también un loable elogio asequible, pero profundo, acerca del máximo misterio de la humanidad: la muerte. El pueblo mexicano acaso sea el que mejor asimila el hecho de que sólo muere lo que se olvida y lo expresa a través de una de sus tradiciones más místicas y alucinantes, el Día de Muertos, dedicada a honrar la memoria de quienes se han ido y recordando que en realidad nadie se queda ni se va del todo. Todo es parte de lo que somos y la fuerza que nos impulsa a convertirnos en lo que queremos ser.
Para contar esta fábula, Pixar realizó un concienzudo trabajo de investigación que se refleja en una cinta que contiene y respeta el patrimonio cultural de manera armónica, logrando fluir en la pantalla a través de los personajes.
La inclusión de figuras como Pedro Infante, El Santo o Frida Kahlo es también una muestra del interés por nuestros ídolos nacionales, México se ve representado como fuente de inspiración en todo momento.
La cinta da también para numerosos debates acerca de la importancia de la cultura latina en un contexto norteamericano, donde hay voces encontradas sobre temas como la migración y el racismo. De este lado de la frontera también hay cuestionamientos a la visión del emporio Disney sobre nuestras tradiciones. Sin embargo, es importante decir que es claro que en una producción tan planeada (se lleva cerca de cuatro años en su realización) se cuidó de no generalizar en los clichés, de subir el perfil de lo importante (la familia, la amistad, la superación) para hacer un discurso redondo, abarcador, que no deja a nadie indiferente.
Al final, decir que es sólo un discurso sensiblero es reducir la esencia de esta muestra de narrativa cinematográfica. Pixar no omite las claras referencias al gusto de las y los mexicanos por el melodrama, pero nos devuelve más que eso: recuerdos, añoranzas, música y comedia. Una extraña sensación que parece que de verdad la muerte no existe que nuestros seres queridos están con nosotros. Y que de verdad nos oyen y de verdad nos ven, porque la abrumadora experiencia de vivir se enfrenta mejor con compañía.