Worth. USA 2021
Dir: Sara Collangelo
Reparto: Michael Keaton, Amy Ryan, Stanley Tucci, Tate Donovan
El pasado 11 de septiembre de 2021, se conmemoraron 10 años del trágico atentado contra las Torres Gemelas en Nueva York. En todo este tiempo, lo que menos ha faltado ha sido la producción de historias alrededor de tan traumático evento para nuestra historia reciente, y una pensaría que con esta película simplemente veríamos una mas.
Sin embargo, pocas veces a la largo de todo estos años hemos visto la historia de lo complicado que resultó seguir adelante para muchas de las personas que se vieron afectadas de mamera directa. Ese lado B de una tragedia, en donde el gran público se fue olvidando de la gente de a pie, que tuvo que respirar profundo y tratar de reconstruir su vida, pocas veces ha sido retratado por las grandes producciones dedicadas al tema.
Es por tanto interesante el complejo dilema ético que la película plantea y que hoy por hoy, después de la pandemia que hemos vivido, parece cobrar una importancia singular: ¿cuáles son los límites éticos en las tragedias? ¿tienen precio la vida de las personas, es posible remendar el alma después de una tragedia? ¿Qué es «hacer lo correcto» a fin de cuentas?
Michael Keaton lleva esta pregunta sobre los hombros al interpretar a Ken Feiberg, el abogado encargado de generar una fórmula para calcular la cifra monetaria de indemnización para cada una de las víctimas – o las familias de los deudos- del 11 S que se encontraban en el World Trade Center. Keaton hace un estupendo trabajo actoral, en donde su arco debe oscilar entre la frialdad de ponerle precio de compensación a la vida de cada persona y el impacto de conocer de cerca las vidas truncadas que el traumático evento representó también para sus familias.
La cinta tiene además la enorme virtud de no mostrar el asunto como una lucha entre “buenas” y “malas” personas, sino como un entramado, de sueños rotos, de familias incompletas, de secretos guardados… en fin, podríamos decir que se trata de una instantánea de la vida misma.
El cuadro se completa con el personaje de Stanley Tucci. Definitivamente, se trata del adversario que todos y todas quisiéramos tener en una situación así. Tucci también da cátedra de actuación en ese papel de alguien que sabe cuáles son sus derechos, pero que no se victimiza. Quizás es quien nos ofrezca la mejor lección de vida en medio de un hecho tan trágico, la de alguien que sabe tender la mano incluso a quien debe ganarle la partida.
Al final, la pregunta de ¿Cuánto vale la vida? Seguirá rondando nuestros pensamientos una vez acabada la cinta. Y en ese momento, el propósito del argumento cobra un nuevo sentido: es verdad que no tiene precio. Pero eso no quiere decir que se renuncie también a la justicia y a la dignidad. Nunca hay que olvidarlo.