Foto y Texto: Emmanuel Sánchez
¿Alguna vez sentiste la impetuosa necesidad de colocar en tu buró un solemne y pesado diccionario para devorar antes de dormir páginas de vocablos acomodados alfabéticamente? Nosotros tampoco.
De ahí que ahora te estés preguntando: ¿por qué entonces, tengo en mis manos esta obra cuando podría estar hojeando Cien años de soledad o ya de perdida El libro Vaquero? La razón es sencilla. A diferencia de las rebuscadas palabras de las enciclopedias que nadie dice nunca, las que hemos seleccionado para ti en este Corrupcionario mexicano son de un uso tan cotidiano que hasta ponen la piel chinita.
Hicimos un compendio de 300 palabras asociadas a un fenómeno tan internalizado en nuestra sociedad como lo es la corrupción, para ponerles nombre y apellido a situaciones, personajes y acciones terribles que, maquillados por la cotidianidad, nos parecen normales.
Llamarle pan al pan, vino al vino y corrupto al corrupto es, a la vez, el primer paso para señalar y borrar la apatía con la que permitimos la corrupción en las altas esferas de la política y la vida pública, pero también la que generamos, toleramos y fomentamos en nuestra vida diaria.
Corrupcionario mexicano es un libro para que riamos, pero sobre todo para que reflexionemos. Es un compendio de sólo algunos términos o frases que escuchamos en nuestro microuniverso habitual y que, junto a las ilustraciones de algunos de los mejores los caricaturistas de México que se han sumado al proyecto, transforman esta obra en una invitación a que seamos el cambio que este país necesita.