Es muy común que, en términos simbólicos, se llegue a dar en alguna ocasión un premio o reconocimiento a personajes inexistentes, pero en algunas ocasiones, las cosas pueden darse de otras formas. Uno de los ejemplos más notorios se dio en 1938, cuando Spencer Tracy ganó el Oscar al mejor actor. Sin embargo, debido a que estaba de moda el personaje, tanto la estatuilla como la lista de ganadores mostraban el nombre de Dick Tracy. Si bien se corrigió posteriormente, ese Oscar equivocado se conserva en la Academia, como la prueba de que, cuando menos en una ocasión, un personaje de cómic se llevó esa presea.
Con información de CBR.