Oigan, ¿ya jugaron Destiny? (pregunta más retórica que textual) y es que este título ha pasado a ser un obligado, por lo menos entre los jugadores mainstream como yo. Desde antes de su lanzamiento produjo muchos rumores y expectativas. Y quizás uno de los datos que más llamó la atención fueron los muchos millones que fueron invertidos en él, un ex beatle en la banda sonora de los créditos, ensalzado con la plataforma social, premios, etcétera. Aunque claro que un presupuesto estratosférico nunca es igual a garantía… ¡aunque claro que Destiny lo es!
Ahora que atraviesa por su segunda expansión se ha dado a conocer la noticia del lanzamiento de su tercera, de nombre The Taken King.
Sin duda un juego exitoso que ha sabido contribuir desde distintos frentes comenzando por el más popular Crisol (Crucible en el mundo anglo) que vendría siendo el modo online, multiplayer o también llamado Player vs Player (PvP): su piedra angular. Ninguna novedad en la industria pero es en el que más horas se invierten jugando, decente cantidad de escenarios con más de cinco modalidades distintas cuyos equipos pueden ser 6 vs 6 o 3 vs 3 y en este punto tengo una gran queja-demanda para Bungie, y seguro que no soy el único: ¡¿En dónde está el PvP personalizado, en dónde?!, en cuyo caso podríamos jugar mis amigos (suponiendo que yo tuviera amigos :’c) y yo contra el equipo de mi vecino. Alguna muy buena razón debe existir para que aún no se lance este tipo de PvP.
También la trama narrativa es, con cada expansión, creciente dando una sensación de avance en la historia pero a la vez afectando directamente al PvP puesto que se abren nuevos escenarios para el multiplayer.
Otra de las variantes en lo que a multiplayer se refiere son los eventos semanal, de ocaso y/o historia heroica diaria que podemos pasar asignándonos a una escuadra o jugando con la propia recibiendo recompensas al final de la misión, el incentivo para seguir jugando, recompensas que te ayudan desarrollando todos tus gears, y en este último punto existe un rasgo particular ya que cada viernes podemos usar Monedas extrañas ─una de las tantas recompensas─ para comprarle armamento exótico a un personaje llamado Xûr y con exótico me refiero a realmente poderoso y único, digamos, la panacea del combate.
También se abren eventos especiales cada cierto tiempo como el Estandarte de Hierro, La Ira de la Reina o Las Pruebas de Osiris, eventos que están de alguna manera ligados con las expansiones. No es un juego perfecto ─dudo que exista─ pero posee muchos detalles que hacen muy notoria la dedicación que los desarrolladores invierten, uno de ellos es la banda sonora que estuvo a cargo de Martin D’Donnell, el cual en Halo también hizo lo propio… o sease: Pistas geniales. Mis tracks predilectos son el de la pantalla de inicio y la pista de los Cabal.
Pero al grano, con todo y atributos, cada y que me siento a jugar me resulta algo incómodo pensar en la siguiente interrogante: ¿Será una buena idea que un juego no tenga fin?, como bien sabemos la nueva escuela consiste en lanzar un título en físico, o en su defecto descargable, y luego ir produciendo expansiones cada cierto tiempo. De modo que probablemente jamás vaya a existir un Destiny 2, por ejemplo, como antaño sino una “n” cantidad de expansiones resultando en un juego sin fin. Se me pone medio chinita la piel. Como sea estén atentos porque mañana viernes aparece Xûr.