Last night in Soho. UK, 2021
Dir: Edgar Whrigt
Reparto: Thomasin McKenzie, Anya Taylor-Joy, Matt Smith, Diana Rigg, Terence Stamp, Michael Ajao.
Si están cansados/as del remake y de la constante vuelta a la nostalgia, y buscan un thriller psicológico que les remita sin plagiar a la época dorada del género, Misterio en Soho es sin duda, la película que están buscando.
Parte de lo que hace interesante a esta cinta, es que no es difícil para el público reconocer las destacadas influencias de los más grandes maestros del género presentes en ella: de Polanski a Argento, pasando por Del Toro y David Lynch, entre algunos más. Una historia que empieza con los sueños de una chica provinciana de convertirse en diseñadora de modas, y termina con la resolución de una intriga repleta de pasión, engaño y sueños rotos, ocurrida en la década de los 60.
Pero el asunto es más complejo que una trama detectivesca al estilo Nancy Drew. Elise (Thomasin) tiene visiones del pasado, donde vive en la piel de Sandy, una aspirante a cantante en la década de los 60 (Taylor-Joy). Elise traspasa una especie de espejo dimensional, donde experimenta en carne propia lo que Sandy siente y piensa, además de ser testigo de primera mano de todo lo que le ocurre.
Parte de la genialidad del relato es saltar de una época a otra, sin que se pierda en el camino la esencia de los años sesentas. Los sonidos, los colores, los lugares, le facilitan a las y los maravillados espectadores, la fluidez de la narrativa en las dos direcciones. Mención especial merece el soundtrack y el diseño de imagen que son dos de los renglones de realización en los que la cinta más destaca y que ofrecen en suma, una experiencia inmersiva.
Sobra decir que eso se logra mediante un muy cuidado diseño de producción que no descuida ningún detalle para recrear el cosmopolita barrio de Soho en Londres, como un escenario suspendido en el tiempo, donde los lugares y las personas siguen teniendo la esencia que le da continuidad al tiempo mismo. Un barrio sin gentrificar, digamos, en ninguna de sus dimensiones.
Así, Elise se nos aparece entre la maravilla, el asombro y finalmente el terror, mientras que Sandy es una figura fantasmal y etérea, una aparición casi hipnótica en toda su sofisticación. Dos mujeres que comprenden el sufrimiento de vivir en un mundo hostil que es cruel con la dulzura y la inocencia, incluso en momentos y épocas muy diferentes.
Al final, no vemos nada que reinvente al género, y esa es quizás una de sus mayores cualidades, porque nos brinda una interesante muestra de cómo aceptar las influencias, homenajear a los grandes exponentes del género y de todos modos, contar una historian con sello propio y estilo definido.
Muy de agradecer en la era la repetición que sólo sirve para mover a la nostalgia sin proponer nada nuevo.