Por Esther García Ramírez
El periodismo es una profesión que ofrece, a quien la elige, charlas enriquecedoras, ser testigo de acciones heroicas, conocer personajes extraordinarios por su conocimiento o vocación, y también confirmar que existen seres humanos capaces de realizar los más atroces actos contra la misma humanidad u otros seres. Es el periodismo una actividad que día a día tiene sorpresas, nunca es uno igual al otro. Una labor que exige libertad para la investigación y exposición de los hechos.
Cuando se cursa la licenciatura de periodismo, se habla con frecuencia en las aulas de la libertad de expresión y la censura. Se hace un recuento de los periodistas reprendidos, encarcelados y hasta asesinados por revelar un hecho, a veces sólo por pretender hacerlo. Manuel Buendía, Julio Scherer, Vicente Leñero, se enfrentaron a los más altos niveles de la política, el primero no salió bien librado, los otros lograron con éxito seguir en la “línea de batalla”, usando las armas que nos brinda el periodismo: una investigación acuciosa, fuentes sólidas y una “buena pluma”, como digo yo al buen redactor.
No ha cambiado mucho desde los setenta, cuando los periodistas de Excélsior salieron del periódico y fundaron la revista Proceso. Aún hay personajes de la política, cultura, espectáculo, deporte, etc., que no quieren que salga a la luz una situación anómala de los organismos en los que trabajan, o en sus acciones. Políticos que reciben sobornos millonarios y se guardan las ligas en las bolsas del saco, empresarios de origen extranjero que violan y trafican con niñas, en connivencia con gobernadores y autoridades. Siempre habrá hechos que merecen ser revelados a la sociedad, porque interesan, afectan y deben tomarse medidas.
Es responsabilidad del periodismo poner en evidencia estos hechos y si alguien tiene miedo de investigar y exponer lo indecible, entonces que se dedique a contador, en una oficina sumando y restando, y con sólo un momento álgido, siempre al cierre de mes.
El periodismo debe ser sinónimo de libertad, porque en esta profesión, la libertad se requiere para la elección de los temas relevantes, para investigar en todas las fuentes posibles y necesarias, para valorar la información, para escribir con originalidad estilística y hasta para enfrentar las consecuencias.
Y es que el periodista, el verdadero, no se atrevería a publicar un hecho sin haber verificado cada una de las fuentes y los hechos; sin haber confirmado los datos, cifras, nombres; y atendiendo a los puntos de no revelar la identidad de personas que estén en peligro ante la evidencia de hechos; de corregir el texto en estructura y redacción una y otra vez.
El derecho a la libertad de expresión, de exponer y evidenciar el resultado de una investigación, lo ganan día a día los reporteros, articulistas y columnistas, que con valor y verdad; realizan su trabajo; que con responsabilidad se ganan la libertad.