The power of the dog. USA (2021)
- Dir: Jane Campion
- Reparto: Benedict Cumberbacht, Kirsten Dunst, Kodi Smit-McPhee, Jesse Plemmons, Thomasin MacKenzie.
Mucho se habla de la importancia que tiene el western como género en la historia del cine a nivel mundial. La narrativa acerca de cómo se forjó la nación norteamericana en territorios agrestes y ambientes violentos, no sólo tuvo valor histórico, sino que se convirtió en una forma particular de hacer cine y de interpretar la vida junto con las diferentes formas de vivirla.
En el western hay drama, romance, acción y aventura, todo ello enmarcado alrededor de la figura de cowboy solitario como modelo de hombría, valor y sacrificio: El pistolero trágico que debe terminar cabalgando hacia el atardecer, con el arma a la cintura y todavía humeante.
Sin embargo, Jane Campion decide cuestionar y deconstruir ese legado americano para traernos una de las historias mejor llevadas a la pantalla de los últimos tiempos. Aquí el western no es un modo de narrar, sino un espacio geográfico y temporal en donde transcurre una historia pasional y siniestra que pone en juego los estereotipos más utilizados del género.
La historia nos presenta a dos hermanos, (Cumberbacht y Plemmons) dueños de ganado y tierras diríamos, los nuevos ricos de un país joven. Los hermanos tienen personalidades diametralmente opuestas. Mientras el primero es rudo y machista, el segundo es fino, educado y de buenas maneras.
A esta dupla de estereotipos acerca de las masculinidades, se suma el de la viuda indefensa (Dunst) y su hijo, (McPhee) que a ojos de los demás luce afeminado y “poco hombre”.
Estos modelos serán fuertemente cuestionados a medida que avanza la historia, explotando hacia la recta final, donde la película termina por convertirse en un cuento siniestro, en un muy bien aceitado thriller que deja sin aliento a quien lo mira con cuidado y no poca incredulidad.
No hay errores en esta pulcra realización por parte de Campion. Todas las líneas de producción son desarrolladas con maestría: vestuario, ambientación, edición, diseño sonoro, todas abonan para contar una historia que tiene dos lados de la misma moneda.
Por supuesto, la cereza en el pastel es el elenco. Un Cumberbatch soberbio, alejándose por mucho al encasillamiento que le supondría su exposición como parte del Universo Marvel, demuestra que es un actor de primera línea antes que un hechicero supremo. Mc-Phee se revela como un joven actor capaz de imprimir matices de muchos tipos, mientras que completando el cuadro, están las sobrias pero contundentes actuaciones de Dunst y Plemmons.
Al final, queda claro que El poder del perro sucede en el lejano oeste por casualidad. Deja de ser un western -en el sentido estricto del término- para transformarse en una historia universal acerca de las masculinidades tóxicas, los prejuicios, la pasión y la venganza. Y por todos esos motivos, es de lo mejor que hemos visto en mucho tiempo. No hay que perdérsela, y sobre todo, poner atención en los detalles para unir todos los cabos hacia el final.