Por Norma Lorena Loeza
The Lion King. USA 2019.
- Jon Favreau
- Reparto (voces): Donald Glover, Beyonce, Chiwetel Ejiofor, Seth Rogen, Billy Eichner, Florence Kasumba, Alfre Woodward, James Earl Jones.
El esperado estreno de la nueva versión live action de El rey león, llega por fin a las salas de cine de todo el mundo, después de meses de generar amplias expectativas acerca de cómo se podría superar a uno de los clásicos de la animación de todos los tiempos, usando para ello una fuerte inversión en nuevos efectos y tecnologías visuales.
No me lo tomen a mal, pero no es arruinarle la sorpresa a nadie, el decir que de entrada, Jon Favreau y su equipo no lo lograron. De hecho, esta película puede ser contada de principio a fin sin temor a los spoilers, porque no ofrece ninguna novedad de trama o guion. Una mejor hechura visual- que no la hace mejor película- acaba por poner nuevamente sobre la mesa, el cuestionamiento acerca de porqué habría que gastar millones de dólares en costosos efectos visuales, cuando al final de día, no se ofrecen contenidos realmente novedosos.
El rey león (R. Minkoff, R. Allers, 1994), quizás no necesitaba volver a contarse, porque era un producto cerrado, redondo, con una historia poderosa, universal y que en realidad no necesitaba ser “traducida” al contexto actual. Inspirada en el gran clásico de la literatura mundial, Hamlet de William Shakespeare, la historia, tenía un profundo mensaje acerca de la búsqueda de la identidad, el legado silencioso de los valores entre padres, madres e hijos/as, y hasta un sutil y ecológico mensaje acerca del respeto por el eterno ciclo de la vida, del que todas y todos formamos parte.
La nueva versión tiene cuidado de no modificar ese discurso tan bien construido, aunque de ningún modo logra que sea más interesante, emotivo, empático o revelador. Se concentra en un nuevo modo de presentar a los personajes, logrando un prodigio visual, que hace parecer a la cinta un documental de la vida salvaje al mejor estilo de Animal Planet.
Pero tanto realismo en una historia tan entrañable, termina por lograr el efecto contrario. En realidad, nunca logramos conectar con los personajes, es una constante sensación durante toda la proyección, de que hay algo que le falta a la película para sorprendernos, más allá de la maravilla visual que la nueva versión nos ofrece.
Quizás sea que los personajes animados generaban empatía y justamente por eso, no tenían que verse más reales. Eran simpáticos, agradables, tiernos, cómicos. Y por más que escuchemos la poderosa voz de Earl James Jones, en las líneas del Rey Mufasa, es tanto como si recitáramos a Shakespeare en medio de la jungla. No sé, es claro que algo le falta. Alma y corazón quizás…