Norma Lorena Loeza
Vice. USA (2018)
- Dir: Adam McKay
- Reparto: Christian Bale, Amy Adams, Steve Carell, Sam Rockwell.
El cine es en muchos sentidos, un nuevo instrumento para la documentación histórica, y quizás algún día, algunas películas cuenten como crónicas de un momento o un hecho determinado. De igual modo que la literatura deja ver usos y costumbres de determinadas épocas, los relatos de cineastas le dejarán a futuras generaciones un relato de visiones alternativas para los hechos históricos trascendentes.
Esta cinta parece estar hecha con toda la intención de dar una versión diferente acerca de la toma decisiones en momentos clave, no solo para la historia norteamericana sino de todo el mundo. Transitando entre distintos géneros, McKay usa la figura de Dick Cheney para contarnos los entretelones del relato contemporáneo de la lucha contra el terrorismo, aunque nunca nos queda del todo claro, si se trata de una biopic, crónica o comedia negra. Si bien el protagonista principal es Bale en un estupenda caracterización de Cheney, – y ello parecería afirmar que se trata de un trabajo biográfico- la verdad es que como espectadores/as no siempre sabemos que esperar de esta propuesta tan creativa de narración cinematográfica.
En un formato no lineal, Mackey nos coloca al inicio de la carrera de Dick Cheney, el vicepresidente más poderoso en la historia reciente de Estados Unidos. Sin embargo, el relato no aborda ningún aspecto específico de la vida de Cheney de manera profunda, a veces ni siquiera se ocupa de recrear su propia visión de lo que sucede a su alrededor. Sin embargo, invita a las y los espectadores a pensar en cómo funciona la burocracia y se crean las redes de poder que le permitirían a una persona como Cheney tener el poder para tomar decisiones clave en situaciones cruciales para Estados Unidos y el mundo.
Más que una biopic, la verdad es que la cinta es un documento hecho con sátira sobre el ejercicio del poder y los usos y costumbres de las personas que toman decisiones que afectan la vida de miles de personas. Para ello, el director se toma algunas libertades que van desde el uso de textos de Shakespeare, narraciones en tercera persona, y una interpelación directa al público, que deja a las y los espectadores con muy pocas posibilidades de quedar indiferentes.
La película además cuenta con las brillantes actuaciones de Christian Bale y Amy Adams como los protagonistas centrales, pero el cuadro completo con Sam Rockwell y Steve Carell, hace un trabajo excelente. Incluso los cameos – entre los que destacan Naomi Watts y Alfred Molina- son parte de un complejo rompecabezas que da como resultado unas cinta inteligente, bien escrita y sumamente relevante para la época en que vivimos.
Pocas veces comprendemos la importancia de conocer de cerca las reales motivaciones de las elites en el poder. La capacidad de leer entre líneas las verdaderas razones de discursos sobre la paz, la libertad, la democracia, debe contemplar el “lado B” que oculta intereses personales más íntimos y en ocasiones mucho más oscuros de lo que parecen a simple vista. Es por eso que esta es una película necesaria, no porque documente historiográficamente el inicio de la lucha contra el terrorismo, sino porque nos invita a mirar a las personas y las prsonales razones de su toma de sus decisiones. Y francamente, últimamente andamos muy urgidos/as de fortalecer esa capacidad. Muy recomendada.