Por Lorena Loeza
Busanhaeng. Train to Busan. Corea del Sur. (2016)
- Dir: Sang-ho Yeon
- Reparto: Yoo Gong, Soo-an Kim, Yu-mi Yeong.
“El caos es orden aún sin descifrar”
El hombre duplicado. José Saramago
Pocas veces nos llega a salas comerciales cine coreano, así que lo que sabemos acerca de él en realidad es poco. Sin embargo, después de ver esta cinta es claro que Corea del Sur además de tener propuestas fílmicas propias, no puede dejar de intentar hacer sus propias propuestas de tendencias populares de corte mundial. La cinta es un magnífico ejercicio de apropiación del género apocalíptico; gracias a esta película tenemos oportunidad de saber que en el continente asiático tienen su propia versión del asunto y capacidad narrativa y de producción para construir una película sumamente interesante.
La cinta recoge algunos de los elementos propios del género: una catástrofe que nadie se esperaba, sin explicación de lo sucedido (¿es un virus? ¿radiación? ¿químicos?)la tragedia como metáfora de vidas vacías y conflictos personales y personajes que en momentos de derrumbe de la realidad, se ven en la disyuntiva de mostrar lo mejor o lo peor de sí mismos. Lo digo siempre: donde el caos reina la compasión desparece.
La película empieza contando como un padre divorciado y lleno de múltiples compromisos, debe llevar a su hija con su ex esposa a pasar su cumpleaños a la ciudad e Busan. En el camino, se esparce una extraña epidemia que convierte a las personas en zombies y que el gobierno es incapaz de controlar. El padre y su hija deberán hacer equipo con otros pasajeros/as del tren para sobrevivir a lo que parece el fin del mundo.
Con buen oficio, el tema del apocalipsis zombie en esta cinta comparte con Exterminio (28 days later, D. Boyle, 2003) la narración del escape del ambiente urbano a uno rural en una clara metáfora del desorden urbano y las terribles consecuencias de la hacinación. Con el clásico que da origen al género, La noche de los muertos vivientes (Nigh of the living dead, G.A. Romero,1968) el ambiente cerrado y claustrofóbico que en esta ocasión sucede en un tren.
La cinta además combina con bastante buen oficio narrativo el suspenso, el terror, la comedia y el melodrama. El cuestionamiento a la respuesta de la condición humana en momentos de crisis, es la premisa que conduce a un tren de emociones en 118 minutos que dura la cinta. Amor y ternura en los últimos momentos hacen pensar que se supera incluso el derrumbe del mundo, si estás tratando de salvar a quien de verdad importa. ¿Lo mejor? Que en ningún momento es cursi o sensiblero. La emociones no se forzan y sin embargo logran arrancar lágrimas y carcajadas del auditorio en momentos clave.
Altamente recomendable para los amantes del género, justo antes que entremos a los estrenos navideños. Si es el caso no se la pierdan
Justo cuando uno cree que el genero está agotado, otros países se suman a la temática