Contaba Chavela Vargas, de cuyo fallecimiento se cumplen este martes dos años, que pasó su vida «entre sueños», quizá por eso, si mantuvo o no una relación con Frida Kahlo sigue siendo una cuestión llena «contradicciones», las mismas que el ilustrador Tyto Alba respeta en su cómic «La Casa Azul».
«Me compré las memorias de Chavela Vargas en la época que regresaba de mi estancia en México, hace unos 15 años, y ya entonces se me ocurrió que su vida era muy interesante para tenerla en cuenta como cómic o película», así recuerda a Efe Alba (Barcelona, 1975) lo que, años más tarde, se convierte en «La casa azul», el libro que el próximo mes de septiembre publicará Astiberri en España.
Pero desde entonces, añade, le llamaron «especialmente» la atención los capítulos en los que la cantante costarricense (San Joaquín de Flores, 1919) hablaba de su estancia en casa de Frida Kahlo y Diego Rivera. Tras estas lecturas, el catalán se percató de que había «contradicciones» en algunas de estas declaraciones que Vargas hizo sobre su relación con la pintora por lo que decidió que Chavela fuera la «narradora» y, en las escenas donde entra en juego la ficción, Alba la «hace hablar» como cree que lo haría la voz que enmudecía al público con canciones como «Luz de luna».
«En las entrevistas más antiguas decía unas cosas y en las mas recientes decía otras. Decía que había pasado una semana en ‘la Casa Azul’ y luego decía que habían sido años. No existe ningún documento que realmente corrobore que existió esa relación y hay testimonios de la época que incluso niegan que se conocieran», cuenta.
«Al final opté -dice- por dejar flotando esas dudas en el personaje que hace de interlocutor de Chavela, para luego dar a entender que la verdad en los recuerdos no existe, sino que son lo que cada uno pueda o quiera creer o recordar». Ahora Alba está centrado en «los últimos retoques» del cómic, que pueden ser «cruciales», destaca, y recalca que ha hecho un ejercicio de respeto en el que no entra a «indagar» en el morbo que aún sigue generando si Kahlo y ella tuvieron una relación amorosa.
«No me interesa mostrar cómo podría haber seducido una a la otra, ni nada de eso -añade- solo se sugiere con poco. Ella (Vargas) no quería entrar en esos temas, siempre le interesaba más explicar anécdotas divertidas, o la vida de Frida vista a su manera». Por eso, aclara, no es un relato lleno de «verdades», sino un «cuento que hecha mano de una biografía» en el que ha «dejado flotando» esas dudas que siguen existiendo.
«Doy a entender que la verdad en los recuerdos no existe, y los recuerdos son lo que cada uno pueda o quiera creer o recordar. Si estos no eran ciertos -añade refiriéndose a los de Vargas- no hacen mal a nadie, quizá era necesario inventarlos para embellecer el pasado mediante el viejo arte de contar historias que es lo mismo que hace el cómic o la novela». Este otoño, «La Casa Azul» se distribuirá también en México, el país donde reposan las cenizas de Chavela Vargas.
PILAR MARTÍN / EFEMadrid
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