Cronista de México D.F. del siglo XX, sus personajes de la Familia Burrón representan el vernáculo de la gente de las colonias populares de la capital del país. Don Gabriel se ha convertido en el narrador por antonomasia de los problemas y situaciones de la ciudad de México, ya que constantemente actualiza sus tramas de acuerdo a la realidad que la gran urbe va presentando, aún cuando la media del mexicano en la que se inspira para sus trabajos, sean las mismas personas.
Nacido en 1918 en Tulancingo Hidalgo, es el octavo de doce hijos, del matrimonio formado por Víctor Vargas y Josefina Bernal. Don Víctor era un hombre que mantenía a su familia en una posición acomodada pero desgraciadamente, las cosas empeoraron después de la muerte del patriarca, Gabriel tenía cuatro años cuando esto sucedió, por lo que Doña Josefina tuvo que hacerse responsable de la crianza de sus doce hijos. Para ello se trasladó a la Ciudad de México.
Don Gabriel inició sus estudios en la Escuela «Rodolfo Menéndez», que se ubicaba en la calle de Guatemala, cerca del Centro Histórico, donde ellos vivían. Desde los primeros años de educación mostró gran inteligencia y una capacidad para hacer dibujos que, en mucho, superaba a la media de sus compañeros.
Fue en esos años que el maestro Evaristo Ruiz, director de la escuela en donde estudiaba Gabriel, se intereso en mostrar el trabajo del niño prodigio, fue a ver al titular de la entonces Secretaría de Fomento, Alfonso Caso. Otro que conoció su trabajo fue el doctor Alfonso Pruneda, que a la sazón era director de Bellas Artes, quedó admirado, al igual que Caso, del trabajo que desempeñaba Vargas.
Después de hablar con su madre, al maestro Vargas se le ofreció una beca para estudiar en Francia, propuesta que no acepto pues no quería salir del país. Le ofrecieron entonces una pensión y un trabajo en ‘Excélsior’, que era el periódico que leía su familia.
Así fue como Gabriel Vargas llegó al departamento de dibujo de ‘Excélsior’. Aprendió todos los oficios dentro del periódico: dibujante, mensajero, archivista, reportero y formador de ‘Jueves de Excélsior’.
Fue Nombrado jefe de dibujantes, más por su talento que por escalafón, como se acostumbraba en aquel entonces. Ganó un concurso de dibujo organizado por Editorial Panamericana, compitiendo con los grandes de esos años: Facha, Freyre, Cabral y otros. Tras su éxito recibió una invitación para trabajar en las empresas de García Valseca.
Ya en esta industria creó los Super Locos, donde nacieron los personajes Jilemón Metralla y Bomba.
Después del éxito de esta revista, un amigo lo retó a manejar de la misma manera a una mujer, y fue entonces cuando creó a la La Familia Burrón, llegándose a tirar más de quinientos mil ejemplares y a hacerla de más de cien páginas, cuando generalmente se hacían de 32.
Después de 40 años de trabajar con García Valseca, don Gabriel decide crear su propia empresa: Ediciones Gabriel Vargas, editorial que hasta la fecha publica sus obras.
Vargas ha roto varios récords: el del mayor número de páginas en una historieta regular, además de escribir al mismo tiempo para algunas revistas especializadas, y su tira para el periódico ‘Esto’.
Gabriel Vargas “es el mejor sociólogo de América”, definido así por el doctor Walter Gaddis en una entrevista para The News.
Resulta admirable el poder conocer a una persona con tantas ganas de vivir; que ha superado la adversidad de tener que luchar contra un derrame cerebral que le paralizó la mitad de su cuerpo en 1980. Gracias a esas ganas de vivir y de su inmenso amor por México, Don Gabriel sigue entre nosotros deleitándonos con sus relatos, ya que actualmente, además de la publicación semanal de La Familia Burrón, también se dedica a presentar su tira semanal en la revista ‘Gente Sur’.
En 1983 ganó el Premio Nacional de Periodismo. Ha sido objeto de innumerables homenajes por parte de gobiernos estatales, universidades y asociaciones civiles.
Quizá sea Gabriel Vargas Bernal el mayor ícono de la historieta nacional.