Gretel y Hansel. Canadá 2020.
- Dir: Osgood Perkins
- Reparto: Sophia Lillis, Alice Krige, Samuel Leakey, Jessica de Gouw, Loreece Harrison, Charles Babaloba, Beatrix Perkins.
Si crees que conoces bien los cuentos de hadas que nos contaban en la niñez, y que no habría novedad alguna en contar alguna de esas historias de sobra conocidas, te recomiendo ver esta película con los ojos y la mente muy abierta.
Para nadie es un secreto que las clásicas historias de los inmortales hermanos Grimm, son en realidad recopilaciones de antiguas leyendas que provenían de la cultura rural de la Europa Medieval.
Estas historias a menudo no sólo tenían por objeto entretener a niños, niñas y jóvenes alrededor de las fogatas en las largas noches invernales. También tenían como objetivo educar a través de aseveraciones morales que regularan el comportamiento social. Algunas eran muy obvias: no hablar con extraños, seguir las instrucciones de las personas mayores, no ceder ante la avaricia o la envidia, y siempre tener confianza en que habría un final feliz para quien se porta bien.
Con el tiempo, las adaptaciones fueron modificando los relatos, hasta llegar a la forma en que actualmente los conocemos. Sí, inofensivas historias para contar a niños y niñas antes de dormir.
Pero todo eso puede cambiar cuando un narrador como Osgood Perkins, decide contar la historia con el más sorprendente toque de fantasía siniestra que nos podemos imaginar. El heredero de la dinastía Perkins – nieto del actor también llamado Osgood Perkins e hijo de Anthony Perkins, inmortal gracias a su papel de Norman Bates- ya había demostrado un enorme talento para contar historias oscuras, por lo que no es de extrañar el grado de maduración de su trabajo alcanzado en esta película.
Perkins había realizado antes dos interesantes trabajos, La enviada del mal (The blackcoat´s doughter, O. Perkins, 2015) y Soy la cosa bonita que vive en esta casa (I´m the prettiest thing that lives in the house, O. Perkins, 2016) películas de corte gótico sumamente sutil. En ambas producciones ya era palpable lo bien que se siente este director trabajando con la oscuridad del alma y con contar historias en donde lo femenino se nos presenta como una asombrosa cualidad de conexión con los misterios de la vida y de la muerte.
Esta cinta no es la excepción. El que el personaje de Gretel (Lillis) sea ahora protagonista no es gratuito ni accidental. Perkins decide contarnos la historia a partir de la confrontación entre Gretel y la propia bruja (Krige). Aquí ya no se trata de una curiosa niña seducida con dulces junto a su hermano, sino de la pérdida de la inocencia de una adolescente en un mundo que es cruel y violento con las mujeres.
Gretel y su hermano son expulsados del seno familiar cuando la pobreza llega al punto de no poder alimentarles. En plena pubertad, la chica sabe que ahora no sólo debe defender su vida, sino evitar ser intercambiada como mercancía, a cambio de comida o trabajo.
Acompañados siempre por la historia de una niña abandonada en el bosque por sus dotes de clarividencia, llegan a la casa de una siniestra anciana, que poco a poco le va descubriendo a Gretel su oculta naturaleza y verdadero poder. La decisión girará entre dejar que esa cualidad se manifieste o proteger a su hermano, al tiempo que va descubriendo la historia siniestra que se esconde detrás de las paredes de la extraña casa perdida en el bosque, de la que ya no pueden escapar.
Perkins logra un atmósfera perversa y oscura a través de una cinematografía que juega con la luz de las velas en los interiores, y la luz natural en exteriores. Pocos diálogos y un ritmo pausado y lento para entender lo sofocante de la atmósfera construida, completan la experiencia para las y los espectadores que no pueden dejar de mirar hasta el final.
Y no, la bruja no se justifica ni se redime, pero no hace falta, porque su poder es ese: vivir en forma distinta sin temor al juicio moralino que en ocasiones resulta mucho más sinestro y despiadado, que algunas de las cosas que de las brujas se decían.
Eso nos recuerda que los cuentos de hadas nos vendieron solo una versión de la historia, un estereotipo a fin de cuentas, y que todo eso puede tener diferentes interpretaciones. Algunas más siniestras que otras. Y eso no es sólo fantasía. A veces aplica hasta para la vida misma.