Norm Lorena Loeza
High Life. Francia (2018)
- Claire Denis
- Reparto: Juliette Binoche, Edward Pattinson, Mía Goth, André Benjamín, Lars Eidinger, Ágata Buzek, Claire Tran, Ewan Mitchell, Gloria Obianyo, Victor Banerjee.
A mitad del drama, la introspección y la ciencia ficción, Claire Denis realiza su primer largometraje en idioma inglés, logrando consolidar su particular estilo de contar historias de manera poco convencional.
En esta ocasión, se trata de una cinta compleja, en donde son evidentes las influencias propias del género, utilizando la inmensidad del espacio como escenario para reflexionar acerca de la propia humanidad. Es en medio de la nada y lejos de todo lo que nos es conocido y sentimos como propio, que podemos entender la complejidad de dar todo por sentado.
Si bien la cinta recoge bajo este supuesto algunas de las referencias básicas del género – es innegable la influencia de Kubrick, Tarkovski o Cuarón- ello no quiere decir que la película no sea novedosa. Al parecer, una cosa es partir de lo que ya existe y otra muy distinta, es reinventarlo y rehacerlo de manera diferente. Esta parece ser la apuesta de Denis, que nos ofrece en esta ocasión un relato espacial construido de manera mucho más oscura y perturbadora a lo que nos tiene acostumbradas/os este tipo de cintas.
High life, parte de inicio de una novedosa construcción de los personajes. Aquí no hay héroes o heroínas que busquen en el espacio un nuevo hogar para la humanidad. En esta ocasión nos encontramos con una tripulación compuesta de condenados/as a muerte o cadena perpetua, que cambiaron una existencia sombría en la cárcel por una misión sin retorno. Un suicidio asistido, quizás podríamos decir.
La nave busca nuevas formas de energía dentro de un agujero negro. Paralelamente, la misión incluye a una doctora (Binoche), que lleva acabo diferentes experimentos para lograr la reproducción humana en el espacio.
La nave se convierte en una prisión autoreferenciada, contemplativa, cruel y desoladora. No hay que engañarse. Aquí no hay tregua para el público. Nadie busca generar empatía o la comprensión de las motivaciones de los personajes. Las personas reducidas a sus instintos más básicos, nos hacen sentir casi en carne propia el encierro que las y los oprime, y sin embargo, la verdad es que cuesta mucho trabajo poder desarrollar simpatia con ello.
Pattinson y Binoche, levantan la cinta con actuaciones poderosas, construyen personajes herméticos, egoístas, instintivos, infelices. Esa sensación de desolación y desesperanza, es lo único constante en la cinta. Si el propósito es mostrarnos lo básico de nuestros tormentos, la película logra conseguir eso con creces. Al final, la humanidad se reduce a eso: a nuestro más descarnado instinto de supervivencia.
No es una cinta sencilla y definitivamente muy diferente a las propuestas actuales. Que terrible resulta que haga falta ir tan lejos, para lograr entender nuestra animalidad más básica.