¿No tienes el cómic? En Super Cómics te lo contamos…
Escritor: J.T.Krul Arte: Carlos Rafael Portada: Jean Dias (dos portadas variantes que se conectan)
Corre el año 1804. Connor McLeod, el Highlander original del cine, es parte del ejército inglés que combate en el Atlántico a las huestes de Napoleón. Entre los soldados franceses se encuentra el Kurgan, enemigo por excelencia de McLeod. Al abordar los ingleses el barco francés, la batalla entre los dos inmortales no se hace esperar. El héroe derrota momentáneamente a su némesis, pero por salvar a uno de sus colegas del inminente hundimiento de la nave enemiga, McLeod pierde la espada que lo ha acompañado por cerca de 400 años, la cual perteneció a su mentor y amigo, Juan Sánchez Villalobos Ramírez (el fabuloso Sir Sean Connery en la película). Tras el hundimiento, vemos como el Kurgan escapa con la katana de McLeod.
En 1966, bajo el nombre del coleccionista de antigüedades Russell Nash, McLeod obtiene información valiosa que apunta hacia el paradero del sable, por medio de Ian, un viejo amigo de Londres. McLeod vuela junto con él hacia París, donde se realizará una subasta clandestina en la que el héroe aparentemente podrá recuperar su preciada espada. En tierra parisina se encuentra con un inmortal de nombre Guerin Billaud, quien se encuentra ansioso de pelear contra él. Tras visitar con Ian una serie de casas de antigüedades buscando obtener información sobre la localización del sitio en el que se llevará a cabo la subasta, McLeod consigue ser invitado por la atractiva dueña de uno de estos negocios. Guerin entra al cuarto de hotel de McLeod y asesina a Ian, tras lo que es perseguido por el Highlander a través de las calles de París. Cuando está a punto de decapitar a Guerin (recordemos que la única forma de matar a un inmortal es cortándole la cabeza), McLeod es interrumpido por la bella mujer que lo invitó a la subasta clandestina, pues durante su pelea los dos inmortales han llegado sin darse cuenta a la mismísima sede del evento, la iglesia de Saint Julien Le Pauvre. El combate se detiene, pues una de las extrañas reglas de los inmortales es no pelear en suelo sagrado (lo cual que nunca ha sido explicada en las películas ni en los cómics).
EL COMENTARIO:Si bien el dibujo de Carlos Rafael es mucho mejor que el del artista encargado de los pasados números de Highlander, esto no resulta suficiente. Esta miniserie, que sigue a la desaparición (supuestamente temporal) del título original que Dynamite comenzó a publicar hace un año, comienza con el pie izquierdo. El nuevo título es sólo recomendable para los que somos fanáticos de la saga de Highlander (por ahí anda circulando en Internet la quinta entrega cinematográfica, que se fue directo a DVD). Debido al afán de mantenerse apegados a la continuidad cinematográfica, en la cual el héroe principal muere (en la cuarta película, para ser precisos) el cómic se encuentra muy limitado (no importa lo que le pase a Connor McLeod, pues sabemos que a fin de cuentas muere en el futuro a manos de su primo Duncan). Y ni hablar de la portada, que está a años luz de las bellas ilustraciones que realizó Dave Dorman durante gran parte del año pasado, las cuales siempre superaron el arte interior. Si no mejora la historia en los tres números restantes de Highlander Way of the Sword, todo indica que lamentablemente, en cuestión de cómics, ningún McLeod será inmortal…