Por Norma Lorena Loeza
Ghost Story. USA (2017)
- Dir: David Lowery
- Reparto: Casey Affleck, Rooney Mara, Kesha, Will Oldman
La tradición de representar a los fantasmas o espíritus con una sábana blanca es antigua. Se dice que en la Edad Media enterraban a las personas en sudarios y por ello si alguien regresaba de la muerte, debería estar envuelto en el paño blanco y largo con la que fue enterrado.
La sábana blanca era un cliché fantasmal que lo mismo usaba “Gasparín el fantasma amigable” que los fantasmas de Scrooge en “Cuento De Navidad”. Es difícil creer que un recurso tan básico pueda generar una reflexión compleja sobre la vida, la soledad, la muerte y el desasosiego; y sin embargo esta película lo logra de manera por demás asombrosa.
Lowery construye una película poderosa y reflexiva a partir de una premisa narrativa simple, recursos básicos – tanto como una sábana blanca- tomas largas con pocos diálogos y mucha emoción contenida.
La cinta cuenta la historia de un compositor y su novia, que viven en una casa en los suburbios, un ambiente tranquilo, muchos planes a futuro, amor entre ellos y nada: una vida feliz y satisfactoria. Un inesperado accidente le roba la vida C (Affleck) y sin saber cómo, su sábana de hospital se convierte en el sudario que le vestirá cuando queda atrapado en una dimensión intermedia entre el mundo de los vivos y los muertos, además de diferentes planos temporales.
Nada más perturbador que observar sin poder intervenir, que afrontar que la vida sigue sin ti, que la vida es un instante y que los muertos se mueren en el olvido. La película dice poco pero muestra mucho y por eso resulta tan impactante. Una visión de la sábana caminando y observando, provocando la sensación de adivinar su aflicción a pesar de no ver su rostro, es quizá uno de sus mejores aciertos. Ello aunado a un soundtrack que le imprime emoción al desasosiego, hace de esta película una experiencia diferente para la audiencia.
No, no es de terror – en sentido estricto- y esa mala propaganda puede decepcionar al público – hay desertores como a mitad de la cinta en las salas de cine-. Hay que decir que cometen un gran error quienes entran a la sala esperando ser asustados, a pesar de que reflexionar sobre la vida y la muerte puede ser mucho más perturbador, que un sobresalto que te haga tirar las palomitas. Advertidos/as quedan, pero en general, altamente recomendable para empezar bien el año.