Por Lorena Loeza
Isle of dogs. USA, Alemania (2018).
- Wes Anderson
- Reparto (voces): Bryan Cranston, Edward Norton, Bill Murray, Scarlett Johansson, Royu Rankin, Jeff Goldblum, Bob Balaban, Kunichi Nomura, Akira Nakyama, Tilda Swinton, Frances MacDorman, Yoko Ono.
Wes Anderson lo hace de nuevo. Esta vez a través de la técnica de animación stop motion y de una historia que tiene a un futurista y distópico Japón como escenario, nos advierte de los peligros del totalitarismo, del desequilibrio ecológico y de la fuerza de la amistad y la rebeldía para no dejar que la maldad avance. Todo ello además con deslumbrantes escenas en varios planos y tambores taiko como el pulso que marca el ritmo de la película.
Anderson no se aparta de su tradicional estilo, demostrando que el oficio de narrador no se limita a los recursos tradicionales, pudiendo encontrar con otras técnicas los elementos necesarios para expresarse.
La cinta nos cuenta la historia de cuando en un Japón futurista, los perros son acusados de causar una grave epidemia de gripe canina, por lo que el Alcalde de la Ciudad, el Sr. Kobayashi y amante de los gatos, decide expulsar a todos los perros a una isla deshabitada, que se usa como basurero de desechos tóxicos.
Sin embargo, Atari Kobayashi, un niño que es protegido del alcalde, decide ir a la isla a rescatar a su perro, su único amigo y apoyo ante una realidad complicada. Atari llega la isla desafiando la cuarentena y ahí encuentra a 5 perros que han sido víctimas de tan dura medida, y con quienes formará equipo para encontrar a su amigo canino. Los perros ofrecen una mirada lúcida del mundo humano y de sus temores esenciales, que seguramente te harán pensar en cuáles podrían ser las peores pesadillas de nuestros animales de compañía.
Las referencias al cine japonés más conocido en occidente como el Kurosawa y Miyasaki, están más que presentes y muy al estilo propio de Anderson. La película fue la elegida para abrir la edición 2018 del prestigioso Festival Internacional de Cine de Berlín (Berlinale) donde recibió muchas críticas destacadas. Sin embargo también se acusó a la cinta de “apropiación cultural” por el hecho de que los perros hablan inglés, mientras las personas lo hacen en japonés sin traducción ni subtítulos, lo que hace parecer que lo que digan las personas no es importante y por eso pueden usar un lenguaje que nadie entiende en el mundo occidental.
Anderson explicó que eso no es falta de respeto a la lengua japonesa, sino que su propósito era mostrar de manera evidente que los perros son los principales protagonistas de la cinta.
Queda por tanto al público la última palabra y para ello, la recomendación obvia es ver la película, que además es altamente disfrutable, muy divertida y técnicamente sorprendente.