Por Norma Lorena Loeza
Arrival. USA (2016)
- Dir: Dennis Villenueve
- Reparto: Amy Adams, Jeremy Renner, Forest Whitaker
La ciencia ficción ha constituido por mucho tiempo un género con reglas claras, que pocas veces se modifican. Una visión de futuro con crítica social, es casi una constante, además de argumentos científicos que le dan un aire de suficiencia y objetividad al asunto. Sin embargo, pocas historias resultan tan emotivas, entrañables y conmovedoras, como esta historia dirigida con singular maestría por Villenueve a partir del libro “Story of your life” de Ted Chiang.
No es que el argumento no retome de manera efectiva el tema de las visitas de extraterrestres- el gran mito de nuestra era- es que esta vez, el tema no se centra en eso, sino en las consecuencias humanas y emocionales de la posibilidad de que las nociones de tiempo, espacio y futuro fueran diferentes a como las concebimos atrapados en nuestro mundo tridimensional.
La cinta no es pionera en este planteamiento, hay que recordar que Interstellar (C. Nollan, 2014) ya planteaba el dilema de los viajes por el espacio, eventos que rebasaban la temporalidad de la vida humana, siendo no solo un tema de incomprensión de las dimensiones, sino de la naturaleza humana, a la que nos solo nos ata la condición finita de la mortalidad, sino también la poderosa fuerza del amor.
Sin embargo, en esta ocasión, el argumento va mucho más allá, porque no sólo se trata de cuestionar lo desconocido, sino de entender el presente y la mecánica cuántica con la que se construye el futuro. Una suerte de paradoja Schrödinger sin gato y sin caja, que sólo funciona y parece comprenderse en medio del tiempo, la realidad y el corazón.
La cinta comienza con la llegada de 12 artefactos extraterrestres, que se posicionan en lo que parece ser sitios estratégicos. Nadie sabe a qué han venido, por lo que las fuerzas de seguridad reclutan a una experta lingüista (Adams) para que trate de entablar comunicación con los extraños seres extraterrestres.
Lo que podría parecer una premisa básica para el género (hay que recordar que ET solo quería que le ayudaran a llamar a casa) termina por ampliar la perspectiva del lenguaje, las funciones del cerebro al comunicarse con algo diferente y de cómo un encuentro como éste, no solo cambia nuestra perspectiva de lo que creemos saber del universo, sino de nuestras propias capacidades de percepción. La cinta termina siendo una interesante experiencia que sólo se comprende cuando se han reunido todas las piezas de un acertijo complejo. El espectador sale de la sala confundido, pensando en los viajes en el tiempo no como producto de máquinas y atajos entre agujeros negros, sino como un ejercicio de clarividencia que empieza gracias a un momento de iluminación, pero que en realidad nunca termina.
Adams y Renner logran una de sus actuaciones más convincentes. En particular Adams, logra llevar sobre sus hombros toda la columna vertebral de la historia haciendo gala de una madurez actoral que seguramente le valdrá varias nominaciones a premios importantes.
La película es una experiencia redonda, que aspira a volverse referencia y quizás ¿porqué no? De culto. Pocas veces tenemos oportunidad de ver los viejos clichés renovados y esta parece ser la ocasión que marque un cambio significativo para el cine de extraterrestres y viajes en el tiempo. Obligada para los amantes del género, pero también para aquellos a quienes gustan de las historias profundas y conmovedoras. Altamente recomendable.