La maldición 3. Ju On. The Grudge 3 (USA 2009)
- Dir: Toby Wilkins.
- Reparto: Gil Mackneey, Johanna Braddy, Jady Rose Hobson, Aiko Horiuchi, Shjimba Tushiya, Emi Ikehata
Calificación 3/5
Las tercera entrega de la serie de remakes norteamericanos sobre Ju-on, La Maldición, ha llegado a las carteleras mexicanas, con casi un año de retraso. Basada en la historia de uno de los más destacados «masters of horror» japoneses, Takasi Shimizu, el relato sobre los espíritus que no saben que hacer con la rabia que los consume, alcanza en esta entrega una pequeña variante, pero no lo suficientemente novedosa para no poder decir que en el fondo, es más de lo mismo.
La historia se centra ahora en el edificio de apartamentos de Chicago, donde vimos a Jennifer Beals matar de un sartenazo a su esposo al principio de la segunda entrega. Una serie de muertes misteriosas y salvajemente brutales empiezan a ocurrir, lo que hace pensar que la maldición ha emigrado hacia el mundo occidental. Es así que Naoko, hermana de Kayako, – la hoy terrorífica mujer que murió por celos a manos de su esposo- cree poder parar la maldición de una vez por todas, por lo que viaja a Chicago con este propósito.
En este sentido, a pesar de que hay varias referencias a la historia desde sus inicios y una especie de recordatorio del drama original al inicio de la película, la verdad es que cuesta trabajo seguir y entender el giro de la historia. A estas alturas lo único que uno entiende bien, es que esta familia tan atormentada va seguir matando gente porque no sabe que hacer con los celos, el dolor y la rabia que al parecer no se acaban con la vida misma.
Por otra parte, esta película no se salva de la deficiencia general de la que sufren los «remakes» norteamericanos de películas de horror japonesas: cuesta un enorme trabajo trasladar aspectos propiamente culturales para que parezcan lógicos y creíbles para el mundo occidental. En esta ocasión se introduce la historia previa de las hermanas, que vivían con madre medium y pretendiendo explicar con ello una de las causas que contribuyen a perpetuar la malidición, cuando en realidad no hay paralelo entre la idea central de que quien muere en medio de dolor y rabia se convierte en un espiritu vengativo que alcanza a todo lo que lo rodea y que parecía muy lógico para animar la historia hasta esta entrega.
También en esta ocasión, hay un intento de acercarse al fantasma del niño y por primera vez, a la madre y el hijo terroríficos se suma el espíritu del marido, que los mata a los dos y que no había formado parte de la maldición en las dos entregas anteriores.
Pero nada de eso alcanza para sostener un argumento que ya resulta complejo, díficil de entender y que lo único en que puede satisfacer a los fans, es en volver escuchar el sonido gutural que precede a la muerte cuando Kayako está cerca.
Lo mejor:
- En efectos especiales, la película ha mejorado mucho. La terrorífica forma de Kayako de arrastrarse con los miembros demembrados, alcanza en esta entrega su grado más creíble.
- El ambiente casi cerrado que predomina en esta película, circunscrito en general al edificio de departamentos, provoca una sensación de encierro y asfixia que viene muy bien con la naturaleza de la historia.
- Varios buenos sustos a pesar de que ya conoces el «metodo de operar» de Kayako y su hijo. Momentos de tensión bien balanceados hacia la mitad de la cinta, hace que te quedes con la impresión de que la película no decepciona del todo en este aspecto.
Lo peor:
- Introducir el asunto de la posesión por parte del marido, te da la impresión de que entraste a ver la Maldición y acabaste viendo Amytiville…
- El asunto del rito, la sangre y la madre medium, se menciona rápido y como dando por sentado que es lógico dentro del desarrollo de la trama. Lamento decir que no lo es y que resulta una deficiencia importante, porque es un elemento que desencadena la acción central de la trama.
- Predecible desde los primeros quince minutos, cuando ya sólo estás esperando que por lo menos cuando pase lo que ya sabes que pasar, te asuste un poco más de lo que pensaste.