La edición veraniega de La Mole, ahora denominada Comic Convention, ha confirmado que después de 15 años de efectuarse, gracias a que aceptó arriesgarse integrando a la historieta a su programa de actividades, se ha convertido en el evento de cómics más grande que se realiza en México en la actualidad.
Los organizadores de La Mole, han hecho buenas alianzas con gente realmente involucrada con el medio del cómic, lo que les ha permitido que sus últimas emisiones hayan logrado atraer la atención de un público para el cual el evento era considerado sólo como un espacio para los amantes del entretenimiento estilo japonés (que en realidad lo era), por lo cual lo evitaban, y los resultados han sido más que satisfactorios, creciendo en este rubro en cada una de sus entregas, esto se comprueba al ver la cantidad de artistas que han logrado congregar, tanto extranjeros como nacionales, con una variedad de nombres, trayectorias y estilos verdaderamente sorprendentes.
El crecimiento del apartado de comic se hace patente al asignarse el cuarto piso de Expo Reforma en su totalidad al Salón de los Artistas, pues este espacio desde hace mucho tiempo había sido ocupado para presentar, en su mayoría, los programas cosplayeros, de doblaje, de cantantes y karaokeros, así como a los cada vez más candentes “bailongos”, es decir, lo que atraía o mejor dicho, reunía, al publico cautivo de La Mole, y esto comprueba que el tema del cómic se está tomando con verdadera seriedad.
El espacio destinado para las conferencias sería también muy acertado, ni muy grande, ni muy chico, sino perfecto para albergar a los interesados en presenciar las charlas y enseñanzas de los artistas invitados, entre nacionales y extranjeros, logrando crearse un programa atractivo de actividad comiquera, dotando de más sustancia a este evento dentro del evento.
Ver a artistas consagrados, de estas y otras latitudes, en un mismo espacio, sería toda una experiencia, pues aparte de los talentos que realizan su trabajo para las grandes compañías de comics del mundo, algunos de los maestros más reconocidos de la historieta nacional contarían también con un lugar en el recinto, así como artistas noveles (hay que reconocerlo, algunos muy chafas y otros con una calidad muy alta), que tuvieron la oportunidad de mostrar su trabajo al público asistente, con muchas propuestas muy interesantes.
En fin, como un algo impensable, La Mole rompe paradigmas, arriesgándose a dar un paso que otras convenciones se niegan a dar (lo cual les es bastante conveniente para ellos), y sin hacer a un lado a su público cautivo, se dan la oportunidad de evolucionar y crecer, logrando reunir en un mismo espacio a los (mal llamados) otakus con los frikis (juntos, pero no revueltos), y aunque de momento, cada grupo en su propio sitio, el haber aceptado este reto, es algo con lo que tanto los aficionados al comic, como el medio del entretenimiento en general, estamos realmente agradecidos.