La Retórica del Paisaje (Título de un poema de Carlos Pellicer)
Por Lupita y José Alberto, Corresponsales de Artes 9.com, en el Estado de Hidalgo.
El pasado sábado 3 del presente, nos comisionó nuestra jefa a buscar la nota en las viejas Haciendas de Almoloya, Apan o Tlapanalapa, especialmente en unas ruinas cercanas a la de Buenavista en Almoloya y por unas canciones a la comunidad pulquera “Villalta”, pero si podíamos visitar la de Hueuechoca, Tetlapayac, Tetlayuca, El Tepozán, Las Vigas, Tepetlaxco, San Isidro, Santiago Chimalpa que está al pie de la carretera, San Juan Ixtimalco, San Diego Talayote, Espejel, Ocotepec de doña Leona Vicario, San Juan Ayahualulco, San Francisco, San Pedro, Tochatlaco. Ocotepec o Zotoluca, igual nos publicaba la nota. La comisión nos cayó del cielo, pues estaba muy sabroso el calor en estas llanuras Zempoaltecas y decidimos al momento viajar en principio a Apan buscando la frescura de sus Llanos y el sabor especial del pulque, los tlacoyos, las gorditas y las galletas que ahí expenden. El ahí, es exactamente en la tortillería que está frente a la Casa de Cultura de Apan, a veinte pasos de la terminal de los camiones que van a Almoloya, las galletas están pared con pared de la Casa de Cultura, acera lateral Sur del Jardín y la Presidencia Apanense. La Pulquería Andy sirve ricos curados a dos cuadras al poniente, a espaldas de la Iglesia.
Como el estar en La Capital Mundial del Pulque es un verdadero agasajo visual y no nos cansamos de recorrerla, se nos hizo un “poco” tarde para llegar a Almoloya y nos pescó un verdadero diluvio, una autentica tormenta, por lo que únicamente ofrecemos a los lectores, unas gráficas de esta cabecera municipal que esperamos sean de su agrado y no se espanten, si Lupita es liberada de compromisos post/ día 10, nos vamos, mínimo, dos días a Buenavista, Villalta o Rancho Nuevo, para cumplir con el reportaje solicitado.
¡QUÉ BIEN ESTÁN LOS MUERTOS!
Amado Nervo, 17 de junio de 1912.
¡Qué bien están los muertos,
ya sin calor ni frío,
ya sin tedio ni hastío!
Por la tierra cubiertos,
en su caja extendidos,
blandamente dormidos…
¡Qué bien están los muertos
con las manos cruzadas,
con las bocas cerradas!
¡Con los ojos abiertos,
para ver el arcano
que yo persigo en vano!
¡Qué bien estás, mi amor,
ya por siempre exceptuada
de la vejez odiada, del verdugo dolor…,
inmortalmente joven, dejando que te troven,
en trova cotidiana los pájaros poetas
que moran en las quietas tumbas, y en la mañana,
donde la Muerte anida, saludan a la Vida.