
Alguna vez, Mario Puzo autor del Padrino, y de una novela dedicada a la dinastía Borgia, expresó que para él, los Borgia eran la primera familia criminal de la historia. Sin lugar a dudas, el clan Borgia representa la mejor expresión de los desenfrenados alcances del poder sin control, de la corrupción política y moral, durante una época tan oscura como el renacentismo del Siglo XV.
La historia de dinastías familiares ha demostrado- por otra parte- ser la materia prima para series interesantes y muy del gusto del público. El caso de los Soprano, por la cadena HBO es un excelente ejemplo. La variedad de situaciones y personajes dan el material suficiente para construir varias temporadas con historias alternas que permiten mantener el interés en el asunto. Ello combinado con historias de poder e intrigas políticas – como en el caso de Game of Thrones, de la misma cadena HBO- dan como resultado una serie como Los Borgia, creada por Neil Jordan, que ha logrado acaparar la atención del público desde su primera temporada.
Un enorme reto debe significar sin duda, contar en episodios una historia que conocemos todos, pero que es interesante porque contiene los elementos antes mencionados, que resultan de enorme aceptación para el televidente que acostumbra ver series por televisión.
El elenco encabezado por Jeremy Irons hace un gran trabajo mostrando las debilidades carnales y morales de una familia que nuca dudó en usar las tácticas buenas y malas que tuvo a la mano para conservar el poder.
En la primera temporada de la serie, se plantearon los elementos de la historia que serían determinantes para entender la trama: intrigas políticas y enredos amorosos, sin que medie mucha diferencia entre unos y otros. Los enredos definen la política, la estrategia, la toma de decisiones. Eso queda muy claro en la manera en que Borgia, ahora el Papa Alejandro IV, juega con sus piezas, las cuales incluyen a sus propios hijos, que también han vivido y crecido entre intrigas, ambiciones y envidias entre ello mismos.
La primera temporada termina con una escena que habla de que antes que todo, Los Borgia son familia, al mejor estilo de la “famiglia” que se convertirá con el tieempo en la unidad de las mafias más temidas en Italia y en todo el mundo.
La segunda temporada, nos muestra los esfuerzos por conservar el poder a fuerza de sobornos, intimidaciones, asesinatos y amenazas. Sólo que esta vez, las lealtades familiares cambian, los lazos de sangre empiezan a dejar de ser un elemento aglutinador para convertirse en el centro de la lucha por el poder y la ambición sin límites.
Excelentemente producida, con grandes y destacadas actuaciones, además de un guión a la altura de la historia, es una de las mejores cosas que hemos visto en televisión este año. Ya se habla de una tercera temporada, que sin duda hace falta para contar la historia completa, que sabemos, no termina en este episodio. Es verdad que la serie no pretende ser histórica, pero de todos modos, es indispensable una temporada más, para cerrar de manera adecuada las situaciones que enfrenta una familia cómo ésta. En Latinoamérica se culmina la segunda temporada, y se anuncia el estreno de la tercera, probablemente para 2013. Es así, que veremos entonces, la conclusión de la historia que confirma la verdad de un dicho muy popular: si el poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente.