Este pasado domingo se entregaron los premios Emmy 2012 a lo mejor de la televisión norteamericana. Es un evento que tiene enorme relevancia en todo el mundo, huelga decir que la mayor parte de los contenidos que vemos – incluso en televisión abierta- provienen de las grandes cadenas norteamericanas, por lo que es un evento de amplio interés para los televidentes de distintos lugares del planeta.
Y si bien es cierto que consumimos sus productos de manera significativa la verdad es que nuestros gustos e intereses pocas veces se ven reflejados en estas premiaciones, y en realidad hay que entenderlos como lo que son: un indicador de los parámetros de consumo de los televidentes norteamericanos y del star system que gira en torno a ellos.
Una muestra de ello es que las temáticas ganadoras en las distintas categorías están claramente marcadas, política y dramas familiares en una nación multinacional, diversa pluriétnica. En esta ocasión, se premiaron comedias familiares – tan del gusto de los estadounidenses- resultando ganadora y mutipremiada Modern Family que ha sido galardonada desde su primer año de transmisión en 2012. De nada sirvió – ni siquiera como intimidación- la ovación en el estudio para Jim Parsons y Big Bang Theory, que se mencionaba como favorita. Big Bang Theory se va con las manos vacías al igual Game of Thrones en el rubro de drama, a pesar de contar con una producción impecable y un cuadro de actores insuperable, mismos que en esta ocasión apenas fueron reconocidos con la nominación de Peter Dinklage, – el inigualable Tyrion Lannister- sin que llegara a obtener la estatuilla.
Las ganadoras de la noche Home Land y Game Changes, que acumularon premios en las categorías de drama y miniserie o película, son una muestra del ambiente político que sin duda jugó un papel influyente en esta entrega. Mucho se menciónó durante la transmisión que Home Land es la serie favorita del Presidente Obama y por su parte, Game Changes es en realidad una dura critica a la campaña política de los republicanos en la pasada contienda política que le da el triunfo al actual Presidente de los Estados Unidos.
Algunas nominaciones y un Premio a mejor actriz para Jessica Lange por su papel en American Horror History se salen un poco de esta tendencia, además de los premios por programa de variedad y producción de eventos, que tampoco representan mayores sorpresas.
Es verdad que este tipo de premiaciones nunca dejan contentos a todos, pero en general el asunto pareció algo aburrido y desangelado. La producción no fue lo que en otros eventos y no ver ganar a los que consideramos favoritos siempre es algo decepcionante. Esperemos que mejore para el año próximo, porque finalmente es claro que televidentes somos y seguiremos siendo a pesar de todo.