Norma Lorena Loeza
Midsommar. USA, Suecia, Hungría (2019)
- Aris Aster.
- Reparto: Florence Pugh, Jack Reynor, Vilhelm Brognen, Will Poulter, William Jackson Harper, Isabelle Grill, Julia Ragnarsson.
Precedida de la gran película que es Hereditary, (A. Aster, 2018) su ópera prima con la que sorprendió al mundo, Ari Aster parece decidido a trastornarlo aún más y a emprender una cruzada para renovar el género del terror, usando para ello armas muy poco convencionales.
Midsommar afirma la capacidad narrativa de Aster para contar historias que enmarcadas por la tragedia humana, no sólo producen miedo. En realidad confrontan y cuestionan sin concesiones a la sorprendida e incrédula audiencia, que incluso después de finalizada la cinta necesita tiempo para entender lo que vio, lo que le quisieron decir y sobre todo, lo que de verdad y muy en el fondo le aterró.
Este nuevo modo de narrar el horror es una mezcla de asombro y perturbación difícil de digerir. No es una película fácil, pero sí diferente a la oferta tradicional del cine de sobresaltos y scream girls que Hollywood ha producido a gran escala en los últimos años.
Lo que de inicio parece ser una tradicional película de pueblos siniestros y cultos paganos- con ceremonias salvajes e innombrables, dijera Lovecraft- termina siendo una visión introspectiva de nuestra aparente modernidad que admite múltiples lecturas simbólicas.
La historia empieza con lo que ya parece ser el sello de autor de Aster: una horrible tragedia que te deja vapuleado emocionalmente para todo lo que viene. Dani (Pugh) es una chica que debe lidiar con una terrible pérdida familiar, lo cual la empuja a aferrarse a una relación problemática – tóxica a veces les dicen- en donde no se siente valorada.
Chris (Reynor) el novio, planea con su amigos estudiantes de antropología una visita a Suecia, a la comunidad de donde proviene uno de ellos. En la pequeña población se preparan ceremonias por el solsticio, que sólo suceden cada 90 años. Dani se une, no siendo tan bienvenida de inicio por todos, pero al final siendo considerada parte del grupo.
En un lugar de cuento de hadas, con hermosas personas vestidas de blanco, en un ambiente rústico y luminoso, nadie pensaría que en realidad se trata de una ilusión al estilo de la casa de la bruja en Hansel y Gretel, donde la fascinación no permite advertir de los horrores que ahí suceden.
La película echa mano de deslumbrantes recursos cinematográficos que incluyen una fotografía majestuosa, efectos psicodélicos y una musicalización que imprime la atmósfera de que todo trascurre como en un extraño sueño. Además de ello, es digno de elogiar el trabajo actoral de Florence Pugh, que carga con el pulso emocional de la historia de modo más que relevante.
Hoy que se cuestiona la modernidad y se piensa en la vida simple, cercana a la naturaleza y de vuelta a lo básico como un antídoto a la deshumanización, esta cinta nos recuerda que los antiguos tabús tenían su lado siniestro y controlador, y que las comunidades pequeñas y alejadas del mundo no son de ningún modo la célula social perfecta que hemos idealizado, estando tan desencantados de nuestro opresivo progreso y civilización.
Como dijimos, no es una cinta fácil. No pocos espectadores/as en la sala se sintieron defraudados por una promesa de terror tan cargada de flores y vestidos blancos. Desentramar su agudo simbolismo puede que no sea sencillo. Pero definitivamente, siempre serán bienvenidas las propuestas que inviten a pensar en nuestros más íntimos temores y a eso es a lo que la cinta nos invita. Advertidas/os quedan.