La dramaturgia es de la argentina Ana Katz y la dirección corre a cargo de Angélica Rogel.

El juego de la silla es una comedia brillante, puesto que sin ser nunca superflua y vana, alcanza a retratar una problemática a todos inherente: la familia; la dualidad entre amor y repulsión, el afán entre sus miembros de buscar la mutua aprobación, de mendigarse cariño y aceptación cuando en el fondo nunca se hubieran elegido unos a otros en la vida.
En la realidad, en el mundo del libre albedrío; sólo así, obligados a la convivencia por los lazos consanguíneos, resulta posible tal combinación de seres tan opuestos como cercanos. Abordar semejante tragedia sólo resulta soportable a través de esta comedia.

¿De qué trata?
Víctor, radicado en el extranjero, debe viajar hacia su país de origen enviado por la empresa donde trabaja y tendrá solo un día para ir a visitar a su familia que hará hasta lo imposible por homenajearlo en esa breve estadía. Una comedia negra sobre el hijo pródigo que vuelve al hogar después de años, solo para descubrir que lo único familiar que reconoce es la incomodidad.