El pasado sábado 5 de octubre se llevó a cabo la primera emisión del que se convertirá, sin duda, en el festival metalero más importante del país, Monstruos del Metal Mexicano que, ciertamente, resultaría en un evento monstruoso en más de un sentido. Desde que se lanzaron los primeros anuncios sobre su realización, las expectativas que estuvo levantando fueron muy grandes, pues las bandas que gradualmente se iban sumando al programa eran, en su mayoría, verdaderas leyendas del metal nacional, concretándose finalmente la participación de más de 30 grupos provenientes de diversas partes del país.
El festival daría inicio al medio día, comenzando lo que sería un desfile de bandas de todos los calibres, estilos y categorías, que hicieron notar que el metal mexicano, en todas sus vertientes, cuenta con exponentes de gran calidad. Entre las bandas relativamente nuevas, el público se encontraría con muchas y muy agradables sorpresas, al igual que con las bandas de mayor trayectoria, ya fuera que se hayan reunido especialmente para la ocasión, que contaran con alineaciones completamente renovadas o que simplemente hacía mucho que no se presentaban en la capital del país. Una de estas sorpresas está representada, sin lugar a dudas, por la actuación de Cemican, de Guadalajara, quienes manejan un concepto muy visual en el que mezclan el metal con parafernalia de rituales prehispánicos, en el que cada uno de los integrantes adopta una personalidad propia de los antiguos mexicanos. Otra de estas sorpresas resultaría en la presencia femenina sobre el escenario, pues más allá del talento de Anna Fiori, algunas de las bandas cuentan con la fuerza de mujeres entre sus filas, como Archetype, con la brutal voz de Etell; Postnecrum, con Alejandra Lilith en los coros; Alvath, con Rocío en la batería y Raped God 666, con la guitarra filosa de Roxatan.
Aunque todas las bandas contaron con un público durante sus actuaciones, fueron pocas las que lograron que la gente se concentrara frente al escenario, pues las más de las veces, esta se encontraba dispersa a lo largo del recinto. Las bandas que lograron la mayor concentración de público fueron Voltax, que además fueron los que mejor sonaron en el evento. Este grupo tiene una fuerza impresionante y no hay que perderles la pista; Ramses ofrecería la actuación más entrañable, Sergio Bustamante y El Lagarto compartirían micrófonos para interpretar algunos de los temas más conocidos de la banda. Next, serían los que más interactuaron con el público y los que tuvieron la actuación más larga del festival. Megatón, cuyo joven cantante, Neftha Lee, podría ser la voz gemela de Salvador Aguilar, ¡Está cabronsìsimo! Esta poderosa banda tapatía regresa por todo y en verdad tienen con qué lograrlo. Aunque nadie les quita su estatus de Monstruos, lo cierto es que Luzbel y Transmetal tocaron para un público ya muy reducido.
Definitivamente, aunque fue un gran festival, tiene muchas de lo que se llaman de manera eufemista, áreas de oportunidad. Primero, para mucha gente el lugar elegido para su realización estaba demasiado descentralizado, si se hubiera programado en la Arena López Mateos, también ubicada en Tlalnepantla, probablemente la convocatoria hubiera sido mayor, pues es un lugar emblemático para la escena. Pero lo mejor hubiera sido realizarlo en un lugar más céntrico, cómo El circo Volador por ejemplo, que es también de tradición metalera y heredero indirecto de la Catedral del Metal en México.
La sonorización dejó bastante que desear, definitivamente no es la acústica del lugar, pues hubo bandas que sonaron impecablemente bien, como el caso de Voltax, Megatón o Luzbel, pero la mayoría de los grupos tuvieron un sonido deficiente, como si los encargados de audio no supieran sonorizar metal, ése es un aspecto delicado al que hay prestarle atención.
Hay que pensar en la reducción de los grupos que integren el cartel o en su defecto, dividir el festival en dos días, pues un programa tan prolongado resulta agotador, tanto para el público que espera ver a la banda de su agrado, como para los grupos, que tienen que esperar su turno para pisar el escenario, y entre más tarde les toca, suben más desgastados. Si bien el cambio de equipo entre grupos se llevó a cabo de manera muy rápida y eficiente, los tiempos provocarían que algunas de las bandas tuvieran sets más cortos que otras y que los cabezas de cartel tocaran ante una audiencia menguante. Pasadas las 3:00 AM más de la mitad de la gente abandonaría el recinto tras la actuación de Megatón, por lo que Luzbel tocaría para un público muy escaso, que de igual manera dejaría el recinto tras la actuación de la banda de Raúl Greñas. Cerca de las 5:00 AM, Transmetal actuaría para un grupo de menos de 100 personas. Ni que decir de Black Hate, quienes cerraron el festival ante tan sólo 20 personas, mientras todo el equipo del escenario era desmontado.
Monstruos del Metal Mexicano concluyó a las 5:30 AM, todos los asistentes nos llevamos algo de este festival, tanto el público como los músicos y los organizadores: reencuentros (en lo personal, con gente a la que no veía desde hacía años, sobre todo músicos), primeras impresiones, gente muy joven que no había tenido la oportunidad de escuchar a las leyendas en directo y que ahora participaba en un encuentro de generaciones. Pero lo más valioso sería sin duda, la experiencia de formar parte de este pedazo de historia. La de Khafra fue, ni dudarlo, una baja importante del cartel original, pero al final el programa estuvo muy completo y equilibrado.
Ciertamente hay cosas que corregir y seguramente se hará, pero no puede negarse que este fue un gran evento. La tarde del 5 de octubre y la madrugada del 6, ya forman parte de los anales de la historia metalera del país, pues son las fechas en las que se realizó la primera entrega de Monstruos del Metal Mexicano, y ya nadie va a parar eso, tan es así que, tal y como lo comentáramos en un texto anterior, se ha instituido ya como un evento anual. La versión corregida de MMM 2014, no se antoja más que como un evento monstruoso, y esperamos estar ahí para atestiguarlo.