Por Julio César Pineda
En la central Carolina, cerca de Cárdenas, en Matanzas, un chico tenía la opción de trabajar en el campo o dedicarse a la mecánica reparando autos; pero la cosquillita de «los monitos», fue más fuerte que su amor por los autos;cosa que fue difícil escoger ya que a lo lejos Juan Padrón, el muchacho de quien hablamos, identificaba cualquier auto Chevrolet o Chrysler de los 50 y 60, en su línea de año y categoría.
«¿Así que piensas ganarte la vida haciendo monitos? Fue la pregunta de su padre, al decirle a Padrón, que pensaba ganarse la vida haciendo «monitos», ya quiero ver eso….» dijo su padre; años después cuando tenía fama y dinero, «Creo que el equivocado era yo» le dijo su papá, con unos wiskis encima.
Como no existía escuela de caricaturistas, se graduó en Historia del Arte y años después trató de fundar una escuela de caricaturistas cuando junto a los moneros del Caimán Barbudo, que era una revista de humor parecida al “Kokodril” ruso.
Comenzó su carrera haciendo la tira de los “piojitos” y publicando en el “caimán barbudo” donde las portadas y las ilustraciones más representativas de las tradiciones y costumbres cubanas iluminaban con magistral trazo cada mes, su trazo era inconfundible.
Su fama llegó a la Unión Soviética por las ilustraciones que hacía de los folletos y la rotulación de las letras (tipografía) de los demás ilustradores, en el Granma ilustró pasajes de la vida de Maceo, José Martí, Agramonte, y un sinfín de personajes históricos; fue durante décadas jurado de la Bienal del Humar en Cuba, del cual por cierto su logo del cubanito, sería el prototipo primero de Elpidio Valdes, su personaje más famoso y recordado.
Elpidio Valdes es una mezcla de superhéroe, patriota y humorista, no solo lo hizo historieta, sino que paso el umbral de los dibujos animados en los filminutos. Junto a Quino, fundó el Centro de Estudio Cinematográficos de Cuba en el área de dibujos animados, cosa innovadora para su época generando pequeños cortos de Elpidio, Mafalda, y los propios monitos de quino de sus libros o ideas, aparecían antes del noticiero nocturno en cuba como última imagen que verían los niños antes de dormir.
A la entrada de la serie de Elpidio Valdes se solía escuchar “para Elpidio Valdes, a las balas el pecho siempre da, el no cree en nadie, a la hora de buscar la libertad”, el día de hoy millones de cubanos al escuchar esas hermosas notas musicales evoca la etapa más bonita de la vida, la infancia, en una isla donde las dificultades y el día a día fue muy difícil sobre todo en el periodo especial en cuba, una infancia bonita para muchos cubanos se debe a este guerrero del machete que derrota a los españoles a punta de machete y cañonazo limpio, no podemos olvidar Elpidio contra dólar y cañón.
De estas ideas nacen: Vampiros en la Habana, Elpidio en campaña de verano, Rescata a Palmiche, Elpidio y el machete y el fusil, Vampiros en la habana y Más vampiros en la Habana; fueron largometrajes y películas que abarrotaron en cuba y en américa latina, durante los 70´s y 80´s; incluso Vampiros en la Habana era una película más pecara, pues es un film para adultos y adolescentes mas que para niños, es tan sutil el lenguaje que tanto niños como adultos lo entendían en su propio contexto.
El año pasado entregó unas animaciones nuevas donde unos tainos (indígenas en cuba antes de Colón) presentan en dibujos animados los 500 años de la Habana, su gran proyecto era una película autobiográfica sobre su historia como monero, historietista y escritor.
Logró lo que siempre soñó: el éxito y la fama haciendo feliz a la gente, decía “cuando yo no esté, si un niño sonríe viendo mis monitos allí estaré yo”; logró lo que pocos cubanos, que lo amaran los de la cuba socialista y los de la cuba del exilio, en Miami parodian a Elpidio en los programas nocturnos y en la cuba de la izquierda los niños sonríen al escuchar esa bocina de combate y el correr de palmiche a son del machete; Silvio Rodríguez le puso su toque a la música de Elpidio que resuena en cada cubano en cualquier parte del mundo.
Cada vez que un mambise salga a luchar como no queriendo la cosa, buscaremos a Elpidio Valdes con su machete a punto de garle una partida de nuevo a los españoles coloniales, hasta siempre Juan Padrón, ¡¡Claro que Sí!! ¡¡Compay!!