La identidad migrante es la sangre que se esconde en nuestra piel, nutre culturas y tradiciones, es el testimonio de lo que no recordamos y sin embargo tenemos frente a nuestros ojos ciegos, es necesario migrar para sentir la necesidad de retornar al hogar, somos seres cargados de dolor, de historias de vida y de muchas muertes que nos han dado vida; Nopalucho es el pulso del dolor, es la máscara, es el desierto, las historias de abandono por migrar al otro lado, es la expresión de los muertos por la injusticia, es México mismo, es un ser dispuesto a luchar con esa piel espinosa con el nopal en la frente muy orgulloso de llevar su piel a cualquier parte del mundo.
El dolor que tenemos dentro brota como espina.
La máscara del luchador se convierte en una segunda piel que nos protege de nuevos lugares y de nosotros mismos.
La imagen de Nopalucho es una síntesis entre el arte popular y el México contemporáneo, donde se representa la visión de mi propia mexicanidad entendiendo al desierto como mi madre tierra y al nopal como su fruto, las espinas y el dolor son raíces invisibles que se convierten en el equipaje eterno de la sabiduría.
Un luchador, una piel, un dolor, una patria, una vida… que al sufrir nos damos cuenta que estamos vivos o al menos conscientes o sintiendo.
Que cada ser humano encuentre a su país dentro de los latidos de su corazón como yo encontré al mío entre cada espina que penetra los ojos de mi alma y que me hacen sentir MEXICANO.