Idalia Candelas
No voy a mentir, cuando era niña no me gustaban los cómics. Y la razón de esto era muy simple: no me identificaba con los súper héroes. Aún cuando para entonces ya me gustaba leer libros, entre ellos la Metamorfosis de Franz Kafka, no pude engancharme con las viñetas donde se mostraba al protagonista luchando con monstruos para salvar una ciudad. Entiendo que hay mucha gente que no opina lo mismo que yo, pero escribo esto en gran parte para las personas que encasillan el cómic en este tema. Les cuento, me sorprendí cuando me dí cuenta que existen otras maneras en que los autores cuentan historias, tan diversas como nos podamos imaginar.
Aquí les hago otra confesión, tengo apenas tres años dedicándome a la ilustración. De ahí que me interesará más el hecho de que hoy estas historias han evolucionado, profundizando en temas más serios como pueda ser la actualidad en sí misma, siendo más intimistas y contando esto a un público adulto.
Los autores nos enseñan sus autobiografías, la manera en la que les tocó crecer, a través de sus viñetas nos ilustran acerca de sus sentimientos, sensaciones y vivencias. Algunos autores mexicanos actuales que conozco, abordan sin miedo temas que les preocupan, los dibujan y escriben como una manera de denuncia, describiéndonos las injusticias y la violencia que se vive en nuestro país. Convirtiendo al cómic en una herramienta de información con una temática de fuerte contenido social.

Concebido entonces como un medio de comunicación y sobre todo con un gran potencial educativo. Utilizándose para fomentar la reflexión sobre el contexto sociocultural al que refiere, así nos muestran temas como el movimiento del 68, los feminicidios, la migración, por mencionar algunos, usando la creatividad en su forma de relatar los sucesos y en la manera de interpretación que ofrecen a sus lectores.
Dentro de estos movimientos descubrí la medicina gráfica, que tampoco es nada nuevo, ya que en 1941 se explicaba la fiebre amarilla a través de este medio. Hoy bajo este nombre, se entiende como el usar el cómic o novela gráfica como herramienta de comunicación para la salud, y que van orientadas tanto para el uso de los profesionales como de los pacientes.
Bajo estos términos existe el cómic que tiene como tema principal la enfermedad narrada por alguno de sus protagonistas, ya sea tras haberlo vivido personalmente o a través de una persona cercana a ellos. Y es que lo que aporta el cómic a esto es que humaniza la enfermedad, ayudando al profesional a entender como se siente el paciente aumentando la empatía. Ayuda a quien padece la enfermedad y sus familias pueden compartir su experiencia, sintiéndose comprendidos.
La maravilla del cómic, en este caso, es que funciona como una herramienta muy valiosa para transmitir información a los pacientes sobre sus propias enfermedades.
Fue entonces que decidí crear mi último cómic: Historias de gente que no es bonita. Que habla de 4 personajes tristes y funestos que no encuentran razones para vivir, y sin embargo lo siguen intentando. El 17 % de la población en México sufre de algún trastorno mental, pero la ignorancia, los prejuicios y el miedo a ser juzgado siguen evitando que se pida la ayuda adecuada.
El trasfondo de este cómic es la historia de estas personas que sufren una enfermedad mental, no es un libro para educar, sino para entender cómo se sienten estas personas y crear empatía.
