¿Otaku?
Dentro del trasfondo avasallador de la sociedad que se fragmenta en grupos y tribus, existe una persona que es capaz de perder su identidad mexicana para convertirse en un fanático que vive a través de la ideología del país Nipón, este ente es llamado Otaku y poco se percata de los trastornos o anomalías que está confrontando a partir de ciertas tendencias transmitidas en las animaciones importadas que simplemente están pensadas para los habitantes de sus países de origen.
Primeramente, el Otaku adoptó una palabra poco beneficiosa, pues en Japón los ideogramas son interpretados como: persona fanática que deja de lado las tareas cotidianas por su amor a un determinado hobby. A partir del anterior concepto se originaron otros más denigrantes que tienen una estrecha relación, pues el país del sol naciente, conocido por su determinada y estricta forma de vida señala a los jóvenes que se enajenan con palabras como Hikikomori y Ronin. El Hikikomori es una aseveración del Otaku, es una persona que ya perdió todo interés por salir al mundo real, vive de fantasías, comida rápida, anime y videojuegos. El Ronin, es descrito como una persona errante, sin futuro, pues desafortunadamente no aprobó los exámenes extraordinarios para acceder a la Universidad japonesa.
Para distinguirse de los numerosos tipos de Otaku, los adeptos al anime, manga y videojuegos se han hecho llamar Akiba Kei. Este concepto tiene connotaciones más puras, pues simplemente significa “Estilo Akihabara”. Akihabara es un distrito comercial japonés que se encarga de vender lo mejor de la tecnología, anime, manga y videojuegos.
Contexto animado
En México el boom Otaku se dio en los años 80’s gracias a la aparición de diversas series importadas por la grandes cadenas televisivas del país. Se proyectaron animes como “Mazinger Z”, “Candy Candy”, “LalaBell”, “Los Caballeros del Zodiaco”, etc. En los 90’s se vivió la inserción del término Otaku, se instauraron grandes convenciones, se abrieron espacios comunicativos por medio de revistas especializadas y se compraron grandes éxitos de la animación japonesa como: “Dragon Ball”, “Sailor Moon”, “Las Guerreras Mágicas”, “Ranma ½” y “Sandy Bell”.
Desafortunadamente el público mexicano se adentro en una ignorancia total sobre las animaciones proyectadas; la censura apareció, los padres de familia se mostraron inconformes y los seguidores del género creían que se podía entrar a Japón gritando que eran Otakus, sin saber la etiqueta que este sobrenombre les brindaba.
El abandono ideológico
La ideología Otaku realmente se confunde con un fanatismo hacia Japón y sus países similares, sus formas de comportamiento pueden ser drásticas desde abandonar la comida oriunda del país hasta pretender celebrar festivales y tradiciones japonesas; su manera de vestir cambia, sus gustos musicales y la participación en costumbres y tradiciones mexicanas.
Los Otakus expresas su terrible desdeño a todo lo que rompa con la cultura ideada y mediada que creó a partir de lo proyectado en el anime, manga y videojuegos.
Pero increíblemente hay puntos buenos dentro de esta globalización estructurada, los jóvenes se esfuerzan por aprender, informarse, adoptan ciertos valores de las animaciones y se alejan de ciertos vicios, como el alcohol y las drogas.
Es importante que se creen ciertos programas (informativos) que orienten a los Otakus, que les transmitan que su hobby es sólo eso, que es una alternativa más y que se puede tratar como un aspecto cultural que los forma y los prepara de manera entretenida. Por que hay que recordar que el anime NO lo es todo.