Precaución, este post contiene spoilers de la película.
Nací en circunstancias un poco inusuales…»
Así comienza la película de Benjamin Button, adaptada de la historia original de 1920 de F. Scott Fitzgerald. En casi tres horas vemos retratada la vida de un hombre que extrañamente nace viejo y a lo largo de su vida va rejuveneciendo hasta su último día. Un hombre, como todos, lleno de sueños y que va aprendiendo del mundo haciéndose sabio y joven al mismo tiempo.
Benjamin Button es un milagro. Claro que no es precisamente el tipo de milagro que la gente esperaría. Vivir la vida con la mentalidad de un niño en el cuerpo de un viejo cambia las persectivas de las cosas y de alguna forma el resultado es un hombre sabio y sin egoísmo que logra llegarnos al corazón. Benjamin fue creciendo y acumulando experiencias hasta ser un niño viejo. Empezando en soledad y terminando en los brazos del amor de su vida, aunque de cierta forma también un poco solo.
Esta película cuenta con excelentes actuaciones, caracterizaciones, historia, fotografía y dirección. Definitivamente será una de esas películas que se volverá favorita de todo el mundo. Mucho tiene que ver con mi parte favorita de la película: es una historia de amor. Tenemos la oportunidad de vivir una de las historias más románticas del año. Un amor tan pleno y verdadero que a pesar de la vejez o juventud prevalece de la forma más tierna hasta el final. Otro factor que hace tan especial a esta película es la manera tan singular de contar esta historia. Es narrada por la propia hija -aún ella sin saberlo- de Benjamin Button mientras ésta lee las palabras escritas por su padre. Es conmovedor el hecho de que él haya escrito sus memorias cuando aún las podía conservar en la mente y lo es más cuando se aseguró de que a pesar de volverse un niño indefenso y enfermizo éstas llegaran a manos de su amor. La película está hecha como un cuento. Me recuerda un poco a Amélie. Es una historia mágica que a pesar de estar muy ligada con un mundo real que tú y yo conocemos bien no pierde su esencia de fantasía. Entonces tenemos una original y maravillosa historia de amor contada de forma magnífica que nos recuerda a los cuentos que amábamos de niños.
Me encantó sentirme tan cercana al personaje de Bejamin. Pude ver las cosas buenas y malas que le sucedían y pude entender lo que significaban para él. Las cosas que perdía y las que encontraba, los momentos tristes y las alegrías, y al final la muerte acompañada de un libro que lo haría vivir por siempre. De cierta forma esta película nos recuerda la tristeza de vivir para morir pero nos demuestra que teniendo nada que perder vivimos más plenamente.
Cate Blanchett y Brad Pitt no podrían ser superados por otra pareja para esta historia. Ambos con una belleza física que raya en la inocencia y con actuaciones impecables. Todo el equipo de producción de este filme fue extraordinario y tienen hasta este momento 13 nominaciones de la Academia para Mejor Película, Mejor Actor, Mejor Director, Mejor Guión Original, Mejor Efectos Especiales, entre otras tantas.
En cuanto a cuestiones técnincas, esta película también es admirable. Las caracterzaciones están muy bien logradas, al igual que los efectos especiales. La corrección de color de todo el filme es desaturado y melancólicamente romántico. Las tomas nos invitan a ser parte de la historia y nunca nos hacen sentir como observadores sino como participantes.
En definitiva la vida se mide con momentos, no con minutos. Recomendable al 100% y si alguien duda de si vale la pena entrar al cine por 3 horas para verla yo diría: Absolutely!